No comparto la visión únicamente reparadora en odontología

La doctora Sara Guasch incide en la importancia de la prevención como base de la salud oral de adultos y niños

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[dropcap type=»1″]L[/dropcap]icenciada en Odontología desde 1993, la doctora Sara Guasch ha realizado postgrados y másteres para ampliar sus conocimientos, pero tiene muy claro que el trato con el paciente ha añadido experiencia y le ha permitido obtener una visión de su profesión más vinculada a la persona. Guasch valora por encima de todo la información y comunicación con el paciente, con el que tiene que «empatizar» y al que debe «acompañar» durante todo el tratamiento.

—¿Qué le han aportado todos estos años de experiencia?
Me licencié en Odontología en 1993. He cursado post-grados, másters y cursos con el fin de ampliar y profundizar mis conocimientos teóricos, técnicos y prácticos necesarios para tratar las diferentes alteraciones de salud en el ámbito bucodental. Pero, a la vez ,el trato con el paciente durante todos estos años me ha proporcionado otro tipo de conocimientos y experiencias más vinculadas a la propia persona.

—¿Cómo ha de ser el trato con el paciente?
Es esencial escuchar sus necesidades y expectativas, conocer cómo la ansiedad previa a la visita modifica la percepción sobre el tratamiento. Hay que dar valor a la información y a la comunicación con el paciente. Escuchar, comprender, empatizar, aceptar y acompañar durante el tratamiento al paciente es una parte esencial de la praxis del profesional para conseguir la óptima satisfacción de ambas partes.

—Entiende la salud oral con una visión global.
He huido siempre de la visión reparadora, únicamente técnica, de las lesiones que con más frecuencia afectan a la salud oral de la población, como la caries. La caries es la consecuencia de una enfermedad multifactorial donde ha existido un desequilibrio. Y la obturación, el empaste, es la parte del tratamiento que reemplaza el tejido afectado, pero hay que tener una visión más general de qué factores la han provocado.

—¿A qué factores se refiere?
Al tipo de dieta, la acidez de la saliva, desmineralización, el estrés, la higiene dental, etc. Son muchos los factores a valorar y modificar para evitar el avance de la enfermedad y sus consecuencias. Esto es extensible a cualquier tipo de alteración de la salud oral. Precisamente esta visión global de la enfermedad y del paciente me ha llevado a interesarme por la odontología holística.

—¿En qué consiste?
En ella, la técnica de los tratamientos para la rehabilitación del tejido dentario, de la pérdida de función por ausencia de dientes o la afectación del soporte óseo de los mismos precisa de todos los conocimientos odontológicos actuales de nuestra profesión, pero trata al paciente de una forma más global y personalizada, tratando a la persona y no a la enfermedad, respetando el principio Hipocrático primun non nocere, que significa ‘primero no perjudicar’.

—¿Una búsqueda de terapias menos agresivas para el paciente?
Se ofrecen terapias alternativas que minimizan los posibles efectos secundarios, buscando el equilibrio, con terapias y materiales lo menos agresivos posible en el marco de una odontología en la que se utiliza la homeopatía, los remedios naturales y la terapia neural. Se trabaja con la idea de que el paciente es un todo y que una alteración sobre un diente tiene conexión con todo su organismo y puede significar un desorden o alteración a distancia.

—Sea cual sea la visión de la odontología, ¿es la prevención la base de la salud oral?
Es básico incidir en la prevención de las enfermedades bucodentales y en la necesidad de realizar revisiones periódicas para el buen mantenimiento de la salud oral. La educación del paciente, y responsabilizarse de su salud, es la base para evitar la patología. Acudir al dentista no debe ser para reparar un problema o un dolor dental.

—¿A qué edad sería recomendable empezar a visitar al dentista ?
Los niños finalizan la dentición a los tres años, y ya deberían tener una primera visita con el dentista. Pero los buenos hábitos de alimentación e higiene deben  instaurarse desde el nacimiento, ya que son la base de una buena formación de los dientes y de que la flora bacteriana oral esté controlada.

—¿Por qué es importante esta primera visita?
Básicamente, sirve como primer contacto con el odontólogo, la clínica y el equipo. El niño se acostumbra a una visita de revisión, en la que se le explora la boca y aprende que es un sitio agradable y para nada molesto para él. Se establece un primer vínculo de confianza y, algo que es muy importante, se revisan con los padres todos los factores de riesgo que pueden afectar a la salud oral de sus hijos y se resuelven las dudas que puedan tener.

—¿Cuáles son estos factores de riesgo?
Uno de los temas importantes es la alimentación. Los malos hábitos alimentarios durante el desarrollo del niño afectan a la formación de los dientes y a la instauración de una flora bacteriana agresiva con gran potencial de provocar caries. El abuso de los zumos azucarados, la bollería industrial, las golosinas, la comida ‘basura’ inciden en el correcto desarrollo del niño, afectan a su salud general y se traduce en alteraciones dentales.

—La higiene dental también es importante.
Por supuesto. Desde que el bebé tiene sus primeros dientes hay que iniciar una correcta higiene de éstos. Son los padres los que deben realizarla en edades tempranas y, poco a poco, educar a los niños, para que la realicen ellos mismos de manera autónoma. Y hay que dar ejemplo: si los padres cuidan sus dientes, los hijos lo imitarán desde pequeños.

—¿Valora algo más durante las visitas de control?
Una de las alteraciones que con más frecuencia se observa en los niños es la maloclusión. Desde pequeñitos podemos valorar si hay algún tipo de alteración en la malposición de los dientes y, especialmente, en la formación de los maxilares y de la relación de ambas arcadas. Si no se detectan y corrigen a tiempo, afectan al correcto desarrollo de todo el sistema y se instauran con los años, dando lugar a maloclusiones que afectan no sólo a la estética sino a la función en edades adultas con necesidad de tratamientos de ortodoncia complicados o a la exodoncia de piezas dentales por falta de espacio. Actuar a tiempo minimiza los efectos a largo plazo y mejora el desarrollo fisiológico de la boca del niño.

—¿Por qué cree que hay tanta necesidad de tratamientos de ortodoncia hoy en día?
La función crea al órgano. En la sociedad actual, con el uso de los biberones y las dietas blandas generación tras generación, el sistema masticatorio presenta falta de desarrollo. La lactancia materna no sólo debe recomendarse por la conocida calidad de la leche sino porque mamar en las primeras fases de crecimiento del niño estimula los centros de crecimiento mandibular para su correcto desarrollo. Y el abuso de dietas blandas tampoco es favorable. El niño debe, desde la aparición de su dentición, masticar y triturar para favorecer una buena oclusión.

—¿Como enfoca el tratamiento de las patologías en el niño en su consulta?
Cuando la prevención ha fallado y aparece alguna lesión, como la caries, la reparación presenta más dificultades que en un adulto, por las características intrínsecas de la infancia. Hay que explicar y actuar. La comunicación con el niño, ganarte su confianza y avanzar paso a paso es fundamental. El miedo al dentista es un ‘miedo aprendido’. Sorprende cuando algunos niños de corta edad aceptan, entienden y colaboran en su propio tratamiento cuando no han tenido malas experiencias previas. La colaboración de los padres es también muy importante.

—¿Cuáles son las actuaciones cuando un niño presenta caries?
Quiero insistir en el hecho de que la caries es una enfermedad, con factores etiológicos diversos. El tratamiento de las lesiones que provoca en los tejidos dentarios, los empastes, es la reparación de sus síntomas. Aunque la fase reparativa es muy importante, precisa visitas y nos ocupa esfuerzo y trabajo por parte de todos. No hay que olvidar que si han aparecido caries en el niño, es porque la enfermedad es activa. Habrá que valorar de forma global todos los factores que la provocan para evitar la aparición de nuevas lesiones. Insistiremos en la higiene dental, en los hábitos alimentarios y en el reforzamiento de la mineralización de los dientes. También se instaurarán visitas periódicas para la detección precoz.

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