Diseñadora de moda. Su estilo jovial, fresco y su eterna y amplia sonrisa se reflejan igualmente en su concepción de la moda nupcial. La diseñadora afincada en Eivissa crea pensando en una mujer joven, libre, segura de sí misma… para que sea la atracción de ese día tan especial y señalado para una novia. Ha sido pionera en las transparencias de los modelos nupciales y sigue apostando por la creatividad, que siempre la pilla trabajando en su taller. Le encanta ver a la gente famosa y anónima vistiendo sus diseños de novia o de calle.
—¿Qué tendencias nupciales hay para este otoño-invierno?
—Seguimos con transparencias, de lo que estoy muy contenta porque hace años comencé con propuesta de trajes de novias transparentes y elegantes. También las blondas, el algodón y los tejidos naturales para combinar con la transparencia del vestido. Me sorprende que ahora todas las firmas, no solo locales sino nacionales, siguen esta tendencia.
—¿El largo de los vestidos adopta nuevos medidas o formas?
—No ha cambiado demasiado aunque están los denominados vestidos tobilleros, pero no me parecen muy elegantes y hay que tener un cuerpo increíble para llevar un vestido de este formato. Me gustan los modelos cortos para una chica joven y guapa al que se le puede añadir una capa y queda fantástico o vestidos largos de corte más clásicos
—¿Los escotes sufren alguna transformación?
—Con las transparencias y los encajes tan bellos que vemos últimamente hay vestidos que muestran la espalda y el pecho, que normalmente estaban más tapados. Ahora se llevan escotes transparentes hasta la cintura. En mi última colección hay diseños muy transparentes acompañados de un short o un minivestido interior a modo de forro que lo puedes utilizar como tal en la misma boda cuando la novia tiene ganas de quitarse el traje nupcial y divertirse en la fiesta. Se queda con el minivestido que es una monada. Me gusta ese modelo.
—¿Las colas tipo princesa tienden a desaparecer?
—Se ven cada vez menos, solo se llevan en los vestidos tipo princesa en bodas muy especiales que tienen 5 o 6 metros de cola. La mujer moderna quiere ir más libre, suelta y no estar pendiente o de la cola. Lo máximo de cola en la actualidad es de dos a tres metros.
—¿Los accesorios juegan un papel importante o secundario?
—Depende mucho del vestido. Si te casas con un modelo regio y bonito los accesorios sobran. Si el vestido es rico, bien trabajado y bonito cuanto menos lleve mejor, no le hacen falta pendientes largos o gargantillas porque podrían romper la armonía del momento. En Ibiza y Formentera se han puesto de moda las bodas en playas y lugares naturales de gran belleza y eso requiere un traje más fresco, divertido, con coronas de flores y otros elementos.
—¿La promoción de la moda Adlib nupcial ha dado un vuelco al enfoque de los diseños y el trabajo de los diseñadores?
—Hay una demanda creciente de este sector; el hecho de que nos apoye el Consell y se promocione este tipo de industria fuera me parece muy interesante y creo que es bueno para todos.
—Usted ha sido pionera en este sentido.
—Hace unos años nadie hacía vestidos de novias. He sido pionera solo por la razón de mi estilo y por elaborar prendas muy trabajadas. En mi caso surgió porque en algunos puntos de España mis vestidos se vendían como trajes de novia y los clientes me demandaban que hiciera vestidos nupciales. Comencé a estudiar un poco el mercado y las tendencias y me di cuenta de que mi línea de trabajo no existía en el mercado para novias y decidí incorporarlos a mis colecciones. La tendencia de las bodas más frescas, un tanto hippies, me ha servido para implementar mis diseños nupciales. Había un hueco de mercado y lo aproveché.
—¿De dónde o cuándo le viene la inspiración para crear?
—Siempre me pilla trabajando. No me voy al mar y me siento a imaginar un diseño, un cambio o una alteración de una prenda. Trabajo en el taller ante un maniquí, probando, alterando y combinando cosas hasta que me sale lo que busco o imagino.
—Ibiza y Formentera se han convertido en las islas de la bodas de Europa y medio mundo. ¿Esto ha influido en los creadores locales?
—Influye mucho la tendencia reciente de celebrar bodas en las playas y está ayudando a la industria textil local. Tenemos la suerte de tener unas calas, playas y paisajes tan hermosos que los hacen ideales para este tipo de eventos. Hay tanta gente organizando y planificando fiestas, eventos importantes y bodas que necesariamente invita y ayuda a crear líneas para satisfacer y ampliar esta demanda.
—¿Qué se vende más, trajes de novia o vestidos para acompañantes?
—En mi tienda de Vara de Rey, que pienso mantener abierta pese a las obras, no solo hay trajes nupciales, que son los más vendidos, también tengo vestidos de noche y trajes de hombres frescos, nada encorsetados, para los acompañantes de la celebración. Si es una boda en la playa y la novia elige el blanco es muy fácil que los acompañantes lleven también prendas del mismo estilo. Es muy bonito cuando viene la novia con la familia y terminan vistiéndose todos de Charo, hasta el novio y el suegro. Hay clientes árabes o millonarios que si les gusta un diseño se lo llevan en todos los colores, por ejemplo.
—¿Hay más libertad hoy en día a la hora de diseñar?
—Por supuesto. La línea de prendas que toco es muy ligera y no tengo prejuicios para crear. Me encantan las transparencias, las blondas y todo lo que embellece un diseño. Realmente me interesa que ese día tan especial la novia sea la atracción de todos, esté guapísima de los pies a la cabeza y muy contenta.
—¿Se acabaron los corsés?
—Afortunadamente. Mi novia no es encorsetada, ni estilo princesa. Es una mujer fresca, ligera, que sabe lo que quiere, se siente ella misma y disfruta mucho su gran día con un vestido fácil de llevar, cómodo y elegante y lo agradece mucho. Un poco hippie entre comillas, joven con las ideas y que quiere una celebración divertida y sin problemas con la cola y el vestido.
—En Asia y otros lugares las novias se visten de color rojo, amarillo o azul. ¿Por qué la novia española y europea se aferra al blanco?
—Solo he hecho un vestido rojo para una novia especial que se casó en un catamarán, el único de color que hecho en mi vida. Me lo propuso, lo hice y estaba bellísima. La mujer se viste de color siempre que quiere y ese día tan señalado busca la pureza. Antiguamente las novias se casaban de negro y sobre todo si estaban embarazadas. Con el tiempo se ha ido identificando el blanco con la pureza y se ha convertido en moda. Reconozco que una novia de blanco es idílica. Lo más solicitado es la gama de colores pasteles desde el blanco roto al beige. Hay diseñadores que han arriesgado y presentado vestidos de color en la pasarela pero a la hora de la venta no tienen éxito.
—¿Si se tuviera que casar qué traje elegiría?
—Me encantaría casarme y lo haría de blanco.
—¿Y cómo sería su traje?
—Tipo sesentero, abierto por delante para mostrar la parte femenina, serio e informal a la vez.
—¿Se puede vivir como diseñadora de la industria nupcial?
—En mi caso hago un trabajo más amplio. Si me dedicase al cien por cien quizá podría vivir de ello, pero abarco, además, la ropa de calle, la fiesta, la comunión de niñas y diseños exclusivos.
—¿Se puede competir con las grandes marcas como Pronovias, o Rosa Clarà?
—Realmente no compito con estas firmas. Soy un granito de arena comparado con esta marcas; tengo que dar algo muy diferente y mi estilo es joven e informal. No me afectan porque no me pongo a su nivel ni tengo el respaldo económico para competir con ellos. Hago mi moda, mis creaciones con mi estilo y hay gente que le gusta vestirse de Charo Ruiz.
—¿Es más fácil vestir a una famosa o a una mujer anónima?
—He vestido a Marisa Jara las dos veces que se ha casado. Me importa la mujer y llegar a un entendimiento de lo que le gusta, sea famosa o no. Cuando hago una colección pienso en lo que le gustaría a una mujer en general, que llegue a muchas mujeres. La novia es muy agradecida y ese es el punto que me hace feliz. Me adapto a la idea que me dé una novia sobre un diseño mío; si hay que hacer una rectificación y veo que estará más guapa, la hago.
—¿Cuál es el vestido más bonito que ha diseñado?
—Estoy muy orgullosa y contenta con uno en particular que diseñé para la moda Adlib y lo lució la modelo Elisabetta Gregoraci. Era exagerado y muy atrevido. A ella le encantó y estaba guapísima. Soy muy feliz cuando veo a gente famosa con mi vestido en lugares importantes , lo mismo que cuando pasa alguien por la calle.
—¿Qué consejo le daría a una novia para su vestido nupcial?
—Lo primero es conocer a la persona, luego le puedes asesorar y quedará muy contenta.