Nacido en Ibiza, Albert Morán descubrió el mundo de la cocina desde pequeño, donde le gustaba pasar el rato, cotillear y probar nuevos sabores. Ahora, tras 15 años trabajando en países como Canadá, Estados Unidos y México, siente que la gastronomía es un estilo de vida lleno de cultura, tradiciones e historia donde se puede plasmar cualquier cosa que se pueda llegar a imaginas.
Actualmente es el chef manager F&B de Safragell Restaurant, donde trabaja con constancia, fuerza e ilusión.
¿Cómo se despertó la pasión por la cocina en usted?
- La pasión por la cocina empezó desde bien pequeño. Siempre me gustó estar de cotilla en la cocina y probar nuevos sabores.
¿Qué significa para usted la gastronomía?
- Creo que es un estilo de vida lleno de cultura, tradiciones e historia donde puedes plasmar cualquier cosa que puedas imaginarte.
Dicen que un cocinero elige su profesión por vocación. Si la cocina es su espacio de trabajo, ¿qué siente usted cuando está en ella?
- Cuando estoy en la cocina siento inspiración, alegría y sobre todo libertad creativa.
Entiendo que un chef debe presentar nuevos platos en la carta de un restaurante periódicamente. ¿No ha tenido nunca el síndrome del plato en blanco?
- Por suerte, la verdad que nunca me ha pasado. Siempre me imagino nuevas combinaciones y creaciones. Creo que mi mente siempre está pensando en el siguiente paso.
¿Cómo lo consigue?
- Con constancia, esa es la clave del éxito.
¿De dónde saca la inspiración?
- Del día a día. Creo que la inspiración la saco de las experiencias vividas y a donde quiero ir. La vida es un camino de cambios, de bajadas y subidas. ¡Qué mejor que afrontar eso con alegría y superación!
Explíquenos el proceso de creación de un plato, desde el momento en que hay que cambiar la carta, hasta que el comensal prueba el plato.
- Todo empieza, en primer lugar, por crear una textura y un sabor. Una vez creado el producto, te imaginas un cuadro, donde el plato es el lienzo y sobre el que tienes que dibujar una receta. Después de la creación y la visualización, empieza la parte administrativa, donde se tratan los temas de escandallo, coste y estimación de ganancia y precio.
¿Qué siente cuando un comensal prueba un plato por primera vez?
- Creo que lo mejor es cuando el plato regresa a la cocina y está totalmente limpio. En ese momento, esa imagen vale más que mil palabras y no hace falta que nadie diga nada.
Ser chef, además de laborioso y técnico, es un trabajo muy creativo, ¿cómo consigue que su mente desconecte y descanse? ¿Cuál es su hobby?
- Lo que más me gusta es viajar, conocer personas interesantes y, sobre todo, el teatro, que es algo que realmente me apasiona.
¿Cómo se entera un cocinero que, por ejemplo, este otoño la tendencia era cocinar con flores de calabacín?
- Creo que, hoy por hoy, la tendencia la ponemos nosotros, en nuestras creaciones. No hay que seguir un patrón, sino dejarse llevar por el buen gusto del cocinero y su propia inspiración.
¿Cómo consigue un chef su sello identificativo, la llamada cocina de autor?
- Crear, arriesgar y, sobre todo, creer en lo que haces.
Después de haber trabajado en destinos con tanta diferencia en su influencia gastronómica, ¿cuál es su cocina favorita?
- Mmm… ¡Creo que toda! Pero creo que la que más me gusta es la cocina mediterránea, porque engloba recetas de muchos países.
Ahora está capitaneando la cocina de un nuevo proyecto con mucho fondo ibicenco. ¿Cómo afronta este reto?
- Me gustan los retos, creo que sin ellos no tendría ilusión. Éste lo afronto con mucha constancia, fuerza, dedicación y, sobre todo, con productos locales.
¿Por qué utilizan ingredientes de producción local?
- El producto ibicenco es muy bueno en sabor y calidad y ¡qué mejor que en nuestra carta este toque mágico ibicenco.
¿Qué significa para usted Ibiza?
- La isla de la belleza y un lugar donde puedes cumplir tus sueños.
¿Tiene algún plan de futuro?
- Lo cierto es que actualmente estoy centrado en este nuevo proyecto al frente de la cocina de Safragell Restaurant y espero que se convierta en uno de los mejores de Eivissa.