«Lo que nos mueve es  el servicio al cliente» | Juan Tur ‘Fita’

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Joan Fita entra en el despacho de su hija Marta y le dice: «Tenemos que poner cápsulas de café al lado de la montaña de cafeteras que está colocando Vicente». Su hija, hoy al frente del negocio que comenzó su abuelo y en el que posteriormente dio la forma definitiva su padre, le dice que esas cápsulas las venden en los supermercados y no merece la pena. Pero Joan insiste, «no podemos vender las cafeteras y que el cliente tenga que ir después a otro sitio a comprar el café». Y esto resume el espíritu de Fita Ibicentro: un lugar donde el cliente pueda encontrar de todo.

«Yo estoy cada día mirando, aprendiendo, buscando para incorporar alguna cosa más que dé servicio al público y para que no tenga que ir a otro sitio, que pueda comprar todo en Fita», señala Joan Tur Juan (Eivissa, 1947), quién convirtió Fita Materiales de Construcción, que levantó su padre en la década de los 40, en el actual Fita Ibicentro. Un espacio de 8.000 metros cuadrados que, según reza en su fachada, tiene más de 100.000 productos.

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Joan Tur, Fita Ibicentro

Más de 1.000 proveedores

«La verdad es que no sabemos los artículos que tenemos exactamente, pero sí que tenemos todos los catálogos de más de 1.000 proveedores, así que más de 100.000 seguro», asegura. 
Pero si Joan presume de catálogo y de stock («prefiero tener el dinero invertido en artículos que en el banco»), lo hace aún más de que si algo no lo tienen, lo consiguen.
Recuerda junto a Marta cómo hace poco un cliente se empeñó en instalar una chimenea en su dormitorio, en un espacio angular donde no había forma de encajar nada. «No existía la medida estándar que se pudiera adaptar —explica—pero conseguimos un diseño para hacer la instalación en ese sitio, logramos adaptarla a su sueño».
Pero no pasa sólo con grandes instalaciones. Hace unas semanas, un conocido paró a Joan por la calle para preguntarle si en Fita tenían fundas para unas sillas. «Llegué aquí y pregunté si teníamos y cuando me dijeron que no, me puse a buscar cuál de nuestros proveedores las tenía; removimos cielo y tierra hata que se llevó sus fundas. Por supuesto, igual conseguimos una súper chimenea que unas fundas de 15 euros. No abandonamos al cliente».

Tranquilidad y satisfacción

Y es que en Fita Ibicentro llevan a gala no moverse por dinero, sino por el servicio al cliente. «Aunque no consigamos margen económico, hacemos la transacción para quedarnos tranquilos y dejar al cliente satisfecho. El dinero no es problema, nos satisface hacer feliz al cliente, por eso tenemos algunos fieles de hace más de 25 años», señala Joan.

«Siempre estoy buscando incorporar nuevos artículos que den servicio a mis clientes»

En este sentido pone como ejemplo un caso de hace poco tiempo: «Una señora compró un frigorífico en otra tienda y cuando se lo llevaron a casa, no quisieron retirar el viejo. Entonces la señora rechzó la compra, vino a nuestra tienda, compró el figorífico, se lo instalamos y nos llevanos el viejo. Si nosotros podíamos, ellos también, la diferencia es que lo hacemos».

«Somos una familia»

Afirma el empresario que dentro de Fita Ibicentro el «no» está prohibido. «Vivimos, hemos vivido y seguiremos viviendo para satisfacer al cliente.Para ello tengo 60 empleados, para dar un ‘sí’ siempre».
Empleados a los que presume de tratar bien para que se sientan orgullosos de trabajar en Fita. «Aquí no hay patronal y trabajadores, somos todos una familia, que nos tratamos de tú a tú. En Fita no hay superiores, todo el mundo a cumplir, a trabajar y a seguir adelante», añade.
El origen de Fita se remonta a la década de los 40, cuando el padre de Joan trabajaba como encargado de obra en una pequña empresa constructora. Tras la guerra, trabajaba en la reconstrucción de la iglesia de Sant Elm cuando el propietario murió, por lo que Joan Tur Palau se puso al frente de la obra.

«Vivimos, hemos vivido y viviremos para satisfacer al cliente; el ‘no’ está prohibido en Fita

«Eran tiempos muy difíciles donde no había nada. Todo se hacía de cemento rojo, de arcilla y se encontró con que tenía que traer el cemento de Barcelona. Él mandaba los sacos vacíos porque no había papel y los recibía llenos. Cuando traía los sacos que necesitaba, siempre llegaba alguien más a ver si le podía vender un saco y de 30 ya fueron 50, de 50 fueron 100… Hizo un almacenito, empezó a traer también cal y cosas y allí empezó Fita, en la calle Aragón 56, cuando todo era campo y sólo había cuatro casas antiguas en Abad y Lasierra», recuerda.
«Empezamos a vender vigas y yo con 14 años ya estaba con él. No iba muy bien en los estudios aunque luego, cambié y me saqué el título de delineante en Artes y Oficios. Estudiaba por las noches, por el día estaba en la tienda y los domingos iba a bailar al bar Patín con la novieta».

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Trabajo y sufrimiento

A comienzos de los 80, se trasladaron a las naves que ocupan actualmente, ya como Fita Materiales de Construcción, y fue en 1992 cuando se inaugura Fita Ibicentro, con Joan Tur al frente. «Siempre había tenido la ilusión de tener una tienda en la que hubiera de todo. Con trabajo y sufrimiento lo he conseguido. He levantado un establecimiento al que la gente puede venir y encontrar casi de todo».
«Siempre me ha dado mucha rabia ir a una gran superficie, que busque la sal, que no la encuentre y que no vea ningún empleado que me diga dónde está. Por eso aquí hay suficientes empleados. Cada trabajador tiene la misión de preguntar a los clientes en qué puede ayudarle. Para mí es sagrado dar un buen servicio y creo que lo damos».
Después de los materiales de construcción llegaron la ferretería, la pintura el bricolaje… Hoy Fita Ibicentro tiene también droguería, menaje, textil, bellas artes, electrodomésticos o muebles. La última gran ampliación es la sección de puericultura, de la que ahora son especialistas, ya que considera que si se abre una sección hay que hacerlo bien. «Pasas por delante de una tienda que tienen 6 ‘cochitos’ y nosotros tenemos 60. Es imposible que una madre no encuentre el que necesita. Si nos ponemos, lo hacemos bien», insiste Joan.

Exposición de muebles

Otra apuesta de Fita Ibicentro es la sección de mobiliario, con 2.000 metros cuadrados al otro lado de la carretera, donde exponen muebles de salón, dormitorios o auxiliares «a unos precios y de una belleza que no tiene nada que envidiar a otras empresas extranjeras que hay aquí, y con la ventaja de que en nuestra tienda, lo llevamos y lo montamos», asegura.
«Tenemos de todo, para gastar o no gastar, lo más caro y también barato, tenemos barbacoas de 4.000 euros y de 25. Es un orgullo tener artículos para todos los públicos y poder tratar a todos por igual», concluye.

 

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