Definir la experiencia de cenar en el restaurante Pachá es complicado. La única forma de conocer qué supone sentarse a la mesa en este establecimiento es reservando, empapándose en sus sabores mediterráneos y orientales, dejándose mimar por el equipo y cerrando la velada con una copa en la pista de baile (o no, según cuál sea el plan de la noche).
Para aproximarse al concepto, el director del restaurante Pachá, Alessandro Boscolo, habla de «diversión». «Pasarlo bien es fácil, pero ofrecer diversión no lo es tanto, ya que puedes caer en el ridículo», afirma el responsable del establecimiento, quien ha convertido en una auténtica experiencia las cenas en Pachá.
Los placeres de la vida llegan a la mesa en Pachá en forma de suculentos platos que permiten realizar un viaje sensorial
En este glamuroso contexto, los límites y las formas las define el propio cliente. ¿Quieres una cena romántica, en pareja, o prefieres la diversión y las risas de un grupo de amigos? Según cuál sea la respuesta, todo el equipo se adapta para que todo esté en equilibrio, sin perder esa esencia sofisticada, elegante, que sin embargo no desentona con un toque de informalidad.
Gastronomía del mundo
Los placeres de la vida llegan a la mesa en Pachá en forma de delicioso caviar para los sibaritas que quieran darse un capricho nada más sentarse a la mesa. Los productos de la huerta se cuelan en las recetas del chef, siempre haciendo guiños a los sabores locales como la gamba roja ibicenca.
De nuestro mar llega una versión particular del bacalao negro maridado en miso blanco, o ese rodaballo salvaje que seduce a los paladares más exigentes. De la tierra, directos al fuego, van manjares como el solomillo de buey a la parrilla o el chuletón madurado durante 60 días, dos tentaciones para los amantes de la carne.
Los guiños a Perú y Francia aterrizan en el plato con propuestas para viajar sin levantarse de la mesa, aunque quienes deseen sumergirse por completo en los sabores de Oriente tienen un sinfín de opciones entre el rico sushi y sashimi del chef que ha aficionado a muchos residentes a los pequeños bocados de Japón. Y es que el restaurante Pachá fue de los primeros en apostar por la gastronomía oriental, convirtiéndola en todo un atractivo para los comensales de la isla. Siempre con el maridaje más adecuado.