Inspirado en los sabores de Perú y Japón, con una interpretación muy personal basada en el Mediterráneo, el chef Óscar Molina propone en La Gaia una nueva forma de experimentar la gastronomía. Sofisticación, arte y una fuerte personalidad se perciben en cada plato, despertando el interés y la sorpresa en un comensal que queda fascinado con la propuesta.
De todo ello nace el concepto japeruvian, que ha vuelto a evolucionar tras el viaje que Óscar Molina realizó el pasado invierno a Perú. Un toque canalla, cargado de rock & roll, ha llegado para apoderarse de muchas de las propuestas del restaurante, que no olvida su identidad mediterránea y la aplica especialmente a las materias primas que utiliza para cada creación. También se han conseguido productos especiales de Perú y Japón que aportan ese distintivo que tanto aprecia el paladar.
«El viaje me ha servido para coger ideas y descubrir una gran variedad de platos caseros de Perú», comenta Óscar Molina, quien se ha lanzado a incorporar a su carta recetas como la parihuela, un icono de la cocina tradicional que el chef reinterpreta consiguiendo un resultado realmente sorprendente. El anticucho de pulpo, los tubérculos de Perú, una lubina al estilo chifa o el japeruvian toriniku son algunas de las invenciones del chef, que también presenta una variedad de sushi de autor que hace un guiño a la isla.
El mejor maridaje se consigue en La Gaia con una serie de ‘japeruvian cocktails’ que siguen la filosofía de sorprender a quienes los degustan. También se sirve una propuesta de cócteles de sake que no dejan indiferente a nadie.
El arte completa la experiencia en este restaurante tan singular, que es todo un referente del ambiente más elegante de la isla. Las 29 medusas de malla metálica de Katrin Kirk se han convertido ya en todo un icono en La Gaia, donde también se exhibe una exposición de fotografías del artista norteamericano Tony Keeler, que recorre la esencia hippy de la Ibiza de los 70.
Si lo que más apetece es aproximarse a todos estos originales sabores sin tener que escoger solo uno, el comensal puede optar por viajar entre dos mundos a través del suculento menú degustación, que consta de un cóctel de bienvenida, aperitivo y seis platos, además de un postre, por tan solo 60 euros.