Lío vuelve este año a su esencia, con un show que destaca por una vuelta al original y versionado cabaret de sus orígenes. La música se adapta a este nuevo giro, versionando canciones de grupos de la talla de Pink Floyd en esa atmósfera envolvente que se ha convertido en imán para personas de todo el mundo. Porque Lío es mucho más que un restaurante, es un escenario interactivo, lúdico y sorprendente en el que todos son protagonistas.
Muchos artistas invitados aterrizan en la isla blanca desde Nueva York, Suecia, Finlandia o Rumanía, y vuelven a pisar el escenario de este particular local los acróbatas Dúo Ballance, además de Sean & Scot y Captan Frodo.
Este séptimo año Lío es más provocador que nunca. Pero no sólo en este repertorio de shows sino también en su gastronomía, a la que se incorporan novedades como la hamburguesa de Kobe o el elegante sushi frito en tempura con langostinos.
En la carta, el bacalao negro se cambia por la selecta lubina chilena (de una textura similar y una calidad excelente) para huir del empeoramiento de la calidad del bacalao negro a causa de su elevada demanda en los últimos años.
Por supuesto, no faltan en la carta los iconos gastronómicos de Lío, como la pasta trufada, el king crab crujiente, el huevo frito con caviar y el exquisito jamón Joselito.
Todos estos ejemplos son el reflejo directo del estilo de cocina de Lío: internacional with a twist, en la cual se da una gran importancia a la presentación del plato. El tartar que se posa sobre un candelabro o el surtido de postres que se presenta en un cofre iluminado son algunas de las increíbles sorpresas que llegan a la mesa en Lío, todo un universo de sabores, aromas, texturas y, por supuesto, emociones.