Cuando en 1987 Pep Tur y Luisa Sánchez decidieron abrir un restaurante a pie de playa en Cala Vedella, para diferenciarse de los clásicos chiringuitos de la costa, mucha gente les auguraba un futuro incierto. De aquella aventura han pasado 30 años y el Restaurante María Luisa es hoy un referente de calidad y buena cocina tradicional en la isla.
Desde entonces el restaurante es famoso por sus exquisitas paellas de pescado y marisco, tanto que han logrado el calificativo de «las mejores paellas de Ibiza».
Para Jordi Tur, hijo de los fundadores, «es todo un orgullo escuchar los comentarios de los clientes cuando dicen que es la mejor paella que se han comido en su vida».
Junto a los arroces, en la carta también destaca el bullit de peix elaborado como lo hacían los antiguos pescadores.
En el restaurante también se pueden degustar otros manjares del mar como el guiso de pescado, los mejillones a la marinera, el pescado fresco (rotja, mero, raons o dorada) cocinado en su punto.
Dentro del marisco sobresalen las gambas ibicencas, la caldereta de langosta y las mariscadas.
En la variedad de entrantes no hay que perderse la parrillada de verduras o la ensalada de gambas con vinagreta de fresas.
Dentro de las carnes destacan el solomillo de ternera al oporto relleno de foie gras, la picaña o el pollo rebozado con corn flakes y salsa al curry.
Parte del éxito es también debido a Pep Marí Tur, el chef que lleva toda una vida junto a la familia Tur al frente de los fogones del María Luisa. «Las recetas que utilizamos actualmente en las paellas y arroces y en el pescado fresco son las que Pep y Luisa nos enseñaron y que todavía ponemos en práctica con todo nuestro buen saber. Este es un compromiso de todo el equipo», explica el jefe de cocina.
«Muchos clientes nos cuentan que venían aquí con sus padres, y ahora ellos lo hacen con sus hijos», dice luisa
Gracias a su buen hacer, el restaurante María Luisa es un referente entre los ibicencos «muchos clientes nos cuentan que venían aquí con sus padres, y ahora ellos lo hacen con sus hijos», apunta Luisa Sánchez.
Con motivo del 30 aniversario el local ha renovado la decoración con tonos más marineros y un nuevo mobiliario. «No se trata de un cambio radical sino de una actualización sin perder nuestra esencia. La carta también se ha ido adaptando a lo largo de los años siempre con un toque característico de tradición», dice Jordi Tur.
Este año, una novedad son los postres caseros entre los que destacan el mousse de coco, la crema de maracuyá, el banoffee o el coulant de Ferrero Rocher; una carta pensada para sorprender.
El 30 aniversario es un homenaje al trabajo de toda una vida, al esfuerzo y al amor de los fundadores. por la cocina ibicenca.