La Asociación Chárter Ibiza aboga por los alquileres seguros y legales

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Redacción
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Redactor en Diario de Ibiza

Regular el sector del alquiler de embarcaciones de recreo y defenderse de la competencia desleal son los dos motivos que llevaron a un grupo de empresarios a unirse y crear la Asociación Chárter Ibiza.

La asociación, que nació en noviembre de 2017, aglutina a 20 empresas de chárter que representan al 80 por ciento de la flota con amarre en los puertos deportivos de Vila.
Desde el principio, los fundadores tenían claro que para ser socio las empresas tenían que cumplir unos rigurosos estándares de calidad.

Isma Durán y Ramón van der Hooft, presidente y secretario de la asociación, explican que cómo mínimo hay que tener tres barcos con sus correspondientes amarres. El disponer de un amarre en un puerto es precisamente la condición que más claramente diferencia a las empresas de chárter de las que alegales o ilegales.

«Existe un ámbito gris en el que se mueven compañías que tienen permiso de chárter pero no amarres», algo que se debería vigilar férreamente, sentencia Durán.

Para que una empresa de chárter pueda asociarse cada barco debe presentar toda la documentación en regla en Capitanía Marítima

Además de tener amarres, para que una empresa de chárter sea totalmente legal y pueda asociarse cada barco debe presentar toda la documentación en regla en Capitanía Marítima de Eivissa y Formentera, lo que supone estar registrada en la 6ª lista, tener todo tipo de seguros, contar con una tripulación profesional y, por supuesto, el permiso de chárter balear que expide el Consell de Eivissa.

En este punto, los representante de la asociación no están del todo conformes ya que hace tiempo había que presentar toda la documentación físicamente. Sin embargo, ahora «es suficiente con una autodeclaración de responsabilidad firmada» aseguran. Por lo que «puede ocurrir que alguien lo firme sin tener todos los papeles en regla», explica el presidente.

Otro asunto en el que la asociación no está conforme es en los permisos de embarque y desembarque ya que también dan pie a que los barcos fondeados en cualquier playa puedan llegar al puerto a recoger y dejar clientes.

Respecto a los controles, tanto el presidente como el secretario están totalmente de acuerdo en la labor que realizan la guardia civil y los agentes de aduanas, sin embargo, sienten que las empresas con todos los barcos legalizados y amarrados en puerto están sometidas a más controles que las que fondean en cualquier cala. «No creemos que vigilen con tanto celo las embarcaciones fueran de los amarres», opinan.

Así que las principales reivindicaciones de la asociación son sencillas que «se respete la legalidad y se persiga a quienes no cumplan las normas establecidas». Durán y van der Hooft añaden que «si se regula se acaba con la competencia desleal».

Precisamente otro de los motivos por los que los empresarios decidieron crear la asociación es que están de acuerdo en que si no luchan unidos «en cinco años sólo habrá barcos para alquiler ilegales».

La imagen del sector del alquiler de barcos preocupa enormemente a quienes viven de este negocio

Por otro lado, la imagen del sector del alquiler de barcos de recreo preocupa enormemente a quienes viven de este negocio por lo que no quieren estar vinculados a ninguna mala práctica, como el fondeo sobre posidonia.

Por ello, la asociación colabora con Ibiza Preservation Fund. «Somos los primeros que estamos en contra de que se eche el ancla en las praderas de posidonia», apuntan los dirigentes de la asociación.

Las empresas asociadas, conscientes de que los precios que se pagan en Ibiza y Formenterta por alquilar un barco son muy elevados, apuestan por ofrecer servicios de calidad total y seguridad desde mucho antes que un cliente se suba a una embarcación.
«Nos jugamos mucho todos los días», dicen los empresarios.
Las empresas de alquiler de barcos que operan en Eivissa y Formentera ofrecen trabajo durante la temporada a unas 2.000 personas, según los cálculos de la Asociación Chárter Ibiza. Además de patrones y marineros, se incluyen todo tipo de gremios desde mecánica, tapicería, limpieza, carpintería o gestoría, entre otros.

Aunque su negocio se dirige a clientes de alto poder adquisitivo, ellos se consideran «unos currantes» que arriesgan mucho. «Si se nos estropea un barco, perdemos todo el posible beneficio de la temporada. Nos jugamos mucho. Un descuido nos tumba», dicen.

También defienden que los precios son caros porque todo en las islas lo es. El amarre «nos cuesta mucho, porque a las marinas también les cobra caro el espacio la Autoridad Portuaria de Balears, y así con todo», resaltan Isma Durán y Ramón van der Hooft, presidente y secretario de la asociación.

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