Ibiza y Formentera se han convertido en los últimos años en citas fijas para multitud de barcos de todos los tipos. A las aguas de las Pitiusas acuden tanto las embarcaciones más innovadoras y lujosas del mundo como pequeños veleros, lanchas semirrígidas o, incluso, motos de agua.
Además de los atractivos que ofrece la naturaleza, el paisaje, la gastronomía y la noche, los capitanes y propietarios de los yates valoran enormemente la profesionalidad de los técnicos especialistas en náutica que trabajan en las islas. Se trata de un aliciente más a la hora de elegir un lugar en el Mediterráneo donde atracar.
Otra de las facilidades con que cuentan las islas son los puertos, las marinas y las infraestructuras para las grandes esloras, algo que no todos los destinos tienen.
Estas ventajas hacen posible que barcos tan innovadores como el Maltese Falcon, uno de los veleros más grandes y caros del mundo, recale en aguas pitiusas. Su espectacular diseño destaca pos los tres mástiles autorotativos sin jarcia fabricados en fibra de carbono.
También el opulento Andrómeda, con 107 metros de eslora, ha vuelto este año a Eivissa. Con todos los lujos inimaginables. En su equipación destaca un helicóptero, con el correspondiente hangar, así como dos lanchas de 1o metros, varios botes o motos acuáticas.
Otros megayates como el Seanna de 65 metros de eslora, o el Idol de 59 son ejemplos de la variedad de megayates que eligen las aguas de Eivissa.
La gran mayoría de las grandes esloras están disponibles para el alquiler
Estas grandes embarcaciones contrastan con la realidad local, donde la falta de amarres a un precio asequible complica mucho la posibilidad de que los residentes cuenten con un barco en propiedad. A ello se suma la elevada carga impositiva que soportan las embarcaciones de recreo, por lo que actualmente casi el 90% de las embarcaciones que se venden en la isla tienen, como máximo, ocho metros de eslora.
Así que las maneras de disfrutar del mar son infinitas, desde un megayate a una lancha neumática.