El origen de esta aventura se remonta a 1846 cuando Barcelona se encuentra afectada gravemente por la escasez de sal con motivo de las revueltas carlistas. El ejército carlista ha bloqueado la ciudad en la llamada Revolta des Mariners y el problema de abastecimiento es muy serio. Las minas de sal de Catalunya estaban en manos de los carlistas y en la ciudad se hacía imposible la conservación de los alimentos. Para romper el bloqueo el comerciante Onofre Xifré Pauvila lanzó un reto a los navegantes más atrevidos de la época para transportar sal desde Formentera hasta las costas del Garraf. Pagaría el cargamento en función del orden de llegada, a los primeros en oro y los últimos no podrían siquiera pagar a sus tripulaciones.
Trece barcos se sumaron al reto y se citaron en Formentera, con un gran favorito entre todos ellos, la goleta ‘Gabre de Marseille’, el mayor de todos, un barco de casco de acero de 78 metros de eslora de cuatro palos y matriculado en Marsella. Era el buque insignia de la Compagnie Francaise d’Hautemer y la comandaba el capitán Marçel Paddok. Este era el único barco equipado con propulsión mecánica, pero el patrón dio su palabra de no utilizarla. El resto de barcos eran dos goletas, tres bergantines-goleta, dos bergantines, dos pailebotes, una bribarca, una polancra y un jabeque tunecino. Uno de los pailebotes, ‘Veloz’, de 24 metros, estaba capitaneado por el ibicenco Rafael Verdera.
La orden de zarpar se dio el 24 de mayo de 1846 mediante tres salvas de cañón, debiendo estar en ese momento todos los capitanes en la cantina del puerto de la Savina y ser recogidos cada uno de ellos por su chalupa, formándose así, una regata a remo de los barcos al puerto y del puerto a los barcos. El tiempo límite dado por Onofre Xifré en cubrir el trayecto era de cuatro días. Los barcos cargaron sus depósitos de sal, pero con un cierto margen para poder navegar con mayor velocidad.
Formentera es una isla preciosa, pero los navegantes la temen por sus innumerables escollos, tal y como se vivió en aquella prueba. De salida, en es Freus, el favorito ‘Cabre de Marseille’ colisiona con el menorquín ‘Isla del Aire’, que sufre graves desperfectos y acaba perdiendo dos días en solventar las reparaciones.
A pesar de los inconvenientes, la goleta francesa marcha firme, ha elegido el camino del sur para sortear la isla de Ibiza, que aunque más largo resulta más cómodo porque no se encuentra con los escollos cercanos a Tagomago, donde otros adversarios sufren graves percances.
Traicionero banco de arena
‘Gabre de Marseille’ marcha viento en popa hacia el preciado premio que le espera en El Garraf. Mientras, el empresario Onofre Xifré ha organizado en una playa cercana una comida con más de cien invitados para observar el final de la aventura. El capitán Paddock, ante tal acontecimiento y con la tranquilidad que le daban las ocho horas de ventaja sobre el ‘Halcón Maltés’, decide acercarse a tierra para mostrar a los presentes la preciosa goleta que se iba a alzar con el triunfo. Pero el ‘Gabre de Marseille’ apura la bordada y acaba varado en un traicionero banco de arena. Las olas se encargaron de subirlo luego a la playa. No hubo heridos, pero sí una gran decepción.
La victoria es para la goleta ‘Halcón Maltés’ de Malta, patroneada por Andreas Potrus, que tardó 1 día y ocho horas y sacó una media de 5,28 nudos en un día y ocho horas de navegación en cubrir el trayecto. El segundo, dos horas después, fue el jabeque ‘Jerba’ de Túnez, patroneado por Abdelkader Boussau y el tercero el bergantín ‘Arrogante’ de Palamós, patroneado por Pere Barret.