Una dieta cardiosaludable y con sabor, que no nos haga sentir enfermos, es posible, y además con la ingesta de prácticamente los mismos alimentos, aunque cocinados de otra forma, y con aportes novedosos.
«Hay que superar la merluza cocida y no caer en la tentación de pensar que si padeces una enfermedad cardiovascular se ha acabado el disfrutar y ser feliz con la comida»,
destacaba hace unos meses el chef Dani García, del restaurante bilbaíno Zortziko (una estrella Michelín) durante el acto de presentación de un libro de menús cardiosaludables.
Eso sí, las comidas tradicionales vascas como los «sacramentos» de las alubias (tocino, costilla de cerdo, chorizo o morcilla) se pueden comer solo de forma ocasional y sustituirlos en el día a día por verdura, igual que la carne roja, a la que hay que retirar la grasa antes de pasarla por la plancha. García es uno de los cuarenta cocineros, que suman un total de 28 estrellas Michelín y que han participado durante diez años en la elaboración de recetas cardiosaludables a iniciativa de la Fundación Española del Corazón. El conocido cocinero vasco, prepara por ejemplo una deliciosa y cardiosaludable «intxaursalsa» con helado de canela (elaborada con leche semidesnatada y azúcar moreno de caña) y asegura que la «clave» está en cambiar la manera de cocinar porque la vida actual no permite «ni digerir, ni quemar» recetas de hace 30 o 40 años.
Un ejemplo de cocina sana es el estilo ‘wok’, de tradición milenaria en Oriente y recién llegada a Occidente, que deja las verduras «al dente» y con un aspecto visual apetitoso. García, que se confiesa entre risas vivir rodeado de «pecado», mantiene que, por ejemplo, la comida típica vasca resulta «muy agresiva» para los chinos porque contiene excesiva grasa y ha comprobado que los ciudadanos de esta nacionalidad no padecen la epidemia creciente de obesidad, uno de los factores de riesgo cardiovascular.
«Resulta difícil ver a un chino gordo», reconoce.
‘Alimentos medicina’
También hay que evitar levantarse de la mesa con la sensación de estar excesivamente llenos y saciados, y recordar que existen «alimentos medicina» como pueden ser las nueces o una copa de vino en las comidas. Todo se reduce a aplicar «sentido común», tal y como comenta Iñaki Lekuona, jefe del servicio de Cardiología del Hospital de Galdácano (Bizkaia) y a considerar que una dieta cardiosaludable no solo consiste en la comida sino también en mantener un «patrón cultural de vida», que incluye actividad física y renunciar a ser «agringorizados», según sus palabras, con la comida rápida o congelada más propia de Estados Unidos. Comer sentado en una mesa, en compañía y con buena conversación también se incluye en las «rutinas cardiosaludables». Lekuona reconoce que la comida sana, como las verduras, las legumbres, las frutas o el pescado pueden resultar económicamente más caras que la comida rápida, pero ha asegurado que por 4 ó 5 euros se puede elaborar comida saludable para una familia de cuatro miembros.
Importante reducción
En el caso de que se consiguiera mantener o introducir, según los casos, estos hábitos en la población, se podría llegar a reducir en un 25 por ciento la incidencia de las enfermedades cardiovasculares. En la actualidad, un tercio de los fallecimientos que se producen en España tienen como origen las enfermedades cardiovasculares, cuyos factores de riesgos son la hipertensión (el 70 por ciento de estos pacientes) y el colesterol (la mitad de los españoles supera los 220).
Otros datos preocupantes son que el 35 por ciento de los hombres y el 46 por ciento de las mujeres son sedentarios y «no gastan calorías» y que el 37 por ciento padece sobrepeso.