Proteger a la familia es casi una obsesión para muchas personas pero, ¿qué productos presenta el mercado de seguros para conseguirlo? El abanico es tan amplio que lo más adecuado es acudir a un profesional para que nos ayude a detectar las necesidades específicas de nuestro núcleo familiar y contratar las pólizas más adecuadas en cada caso.
•Seguro de salud. La salud es lo primero, sí, y por ello -pese a contar con un sistema sanitario público de calidad- muchos padres y madres de familia contratan una póliza para complementar la cobertura de la Seguridad Social. Existen diversos tipos: de cuadro concertado (un listado de médicos con los que la aseguradora colabora) o de reembolso (la aseguradora cubre el 80% de la visita); con copago (una pequeña franquicia que hace que se deba invertir una pequeña cantidad de dinero por visita) o sin él (las primas son algo más elevadas).
•Seguro del hogar. Por supuesto, el hogar es esencial para mantener el bienestar de la familia, por lo que es imprescindible (aunque no obligatorio) contratar pólizas que garanticen la permanencia de la vivienda. «En la actualidad muchas compañías están ofertando añadidos que, en realidad, son cosas pequeñas. Para mí lo importante es lo grande. Mi filosofía con el seguro del hogar es que yo tengo un bien con un patrimonio invertido, y puedo recuperarlo si ocurre algún incidente», apunta Gema Torres, de C. Torres A., quien incide en la importancia de no incurrir en el «infraseguro», que dejaría a las familias en una situación muy delicada si, por ejemplo, se les incendiara la vivienda. «Una buena protección de la casa es fundamental».
•Seguro de ahorro. No está solo destinado a las personas mayores, sino también a los pequeños de la casa. «Es como cuando la abuela abría una cuenta en el banco e iba depositando pequeñas cantidades para los nietos», afirma Torres, indicando que una pequeña cantidad mensual puede permitir afrontar gastos en el futuro como los derivados de los estudios, o el pago de la entrada a una vivienda, cuando el niño cumpla la mayoría de edad.
Por supuesto, los adultos también encuentran en este tipo de planes un complemento muy oportuno para la pensión de jubilación, que les permitirá vivir mejor cuando concluyan su etapa laboral.
•Seguro de responsabilidad civil. El cabeza de familia debe tener un seguro de responsabilidad civil (muchas veces está incluido en el seguro del hogar) que cubre daños personales o materiales que los hijos puedan causar. En muchos colegios privados, por ejemplo, piden acreditación de este tipo de seguro, por si el niño daña a otro por accidente o estropea algún material.
•Seguro de decesos. Evitar contratiempos y preocupaciones añadidas en un momento tan delicado como la muerte de algún miembro de la familia es casi siempre el motivo principal en la contratación de los seguros de decesos. Este tipo de póliza suele incluir los gastos y trámites funerarios, como la estancia en el tanatorio, el entierro o incineración, flores, traslados o repatriaciones. Se trata del seguro que tiene mayor penetración en España por detrás del de automóviles.