No todo es cemento y ladrillo en el paisaje de la construcción en Ibiza y Formentera. A pesar de que en los últimos años se ha producido, para muchos, una devastadora fiebre constructora amparada por las normas urbanísticas, el sector también ha dado buenas noticias desde el punto de vista del ecologismo y la sostenibilidad.
Son pocos, pero lo cierto es que cada vez son más los edificios que se levantan bajo rigurosos criterios medioambientales, y los premios que otorga el Colegio de Arquitectos en Ibiza cada tres años son buena prueba de ello. En estos proyectos construcción y ecologismo dejan de ser términos antagónicos para convertirse en cómplices de una misma idea.
Arquitectos, constructores e ingenieros cada vez apuestan más por conceptos como la integración en el entorno, eficiencia energética y el empleo de materiales sostenibles, por ejemplo. Proyectos como el Never Never Land de Cala Vedella, las VPO de Sant Ferran (en construcción ahora, aunque con varios años de retraso) o la rehabilitación del caserón de Can Marroig han sido reconocidos en distintos concursos de arquitectura sostenible.
Del estudio de arquitectura de Andrés Jaque surge en Cala Vedella una vivienda edificada sobre pilares para evitar cualquier transformación del suelo y en perfecta armonía con el medio ambiente. La casa se adaptó a los árboles que había en esta parcela de 1.300 metros cuadrados y el proyecto le valió ser finalista de los prestigiosos premios FAD de arquitectura.