Su nombre popular nos traslada a una historia de piratas. Y aunque forma parte de una clase de animales marinos que, por su aspecto, fueron considerados plantas hasta el siglo XVIII, este animal en particular combina peculiarmente la apariencia de una planta con la forma inquietante de una mano hinchada, la mano cortada de un hombre ahogado. A pesar de que a menudo es de un rojo intenso y cada uno de sus pólipos (los pequeños animales que parecen flores y forman la colonia) destacan en color blanco. Y si unimos el mar con una mano cortada, el resultado, en la imaginación, se convierte en una historia de piratas. O de la Mafia siciliana.
LA CLAVE
LAS ESPECIES
Las jugadas del mar
La mano de muerto es un nombre que resultará familiar a los jugadores de póker, porque también se usa para referirse a una jugada considerada de mala suerte (doble pareja de ases y ochos). Por lo que respecta al animal marino con aspecto de planta, la especie más común en el litoral de las islas es A. palmatum, que puede hallarse en fondo rocosos y blandos, desde prácticamente la superficie del agua hasta fondos bastante profundos. Están presentes en el Mediterráneo otras tres especies, una de ellas descubierta hace apenas tres años. En el Atlántico es más común Alcyonium glomeratum. Y en el mar del Norte Alcyonium digitatum.
En aguas de las islas pueden encontrarse al menos tres especies distintas de mano de muerto, y algunos ejemplares se convierten a menudo en emblemáticos de ciertas inmersiones, ya que, aunque no es un antozoo raro, tampoco es especialmente frecuente. De esta forma, son conocidos y buscados por los buceadores algunas manos de muerto localizadas en la montaña submarina de sa Bota, en la pared norte de s’Espartar o en el islote de sa Foradada (ses Margalides). La más común, que también lo es en todo el Mediterráneo, es Alcyonium palmatum, «que puede encontrarse en fondos rocosos y blandos, desde casi la superficie hasta fondos bastante profundos.
Y tanto en roca, como en coralígeno y fondos arenoso-fangosos». Así lo explica Ricardo Aguilar, director de Investigacion y Proyectos de la organización Oceana. Respecto a las otras dos especies presentes en aguas de Balears, señala que «A. acaule es más de zonas de coralígeno y rocoso, pero sin llegar al batial» (se refiere a la zona profunda al borde de la plataforma continental, más allá de los 1.000 metros, y hasta los 4.0000 según las divisiones que utiliza la Oceanografía, donde ya no alcanza la luz y la fauna varía notablemente). La tercera especie, en el orden que aporta Ricardo Aguilar, es Paralcyonium spinulosum, la mano de muerto espinosa, que tiene «una distribución amplia entre el infralitoral y el batial superior».
Cuatro especies
Además, a estas tres especies hay que sumar que «recientemente se descubrió en el Mediterráneo otra mano de muerto, Chironephthya mediterranea. Es de aguas profundas, aunque puede encontrarse algunas veces en el circalitoral», explica Aguilar, que añade que las cuatro especies de antozoos citados podrían encontrarse en aguas de Balears, aunque la última es rara. Lo cierto es que las dos últimas, a pesar de recibir también el nombre popular de mano de muerto, tienen un aspecto menos parecido a la mano hinchada y cortada de un ahogado. Impresionan menos por esa similitud aunque lo hacen igual por su belleza.
El director de Investigación y Proyectos de Oceana asegura que «las manos de muerto son abundantes en el cañón de Menorca, donde suelen ser más espigadas», lo que considera que es una adaptación «para resistir la constante caída de sedimentos y no quedar enterrada». Y «en el seco de Palos (a 35 millas de Murcia y donde la organización ha llevado a cabo importantes investigaciones sobre biodiversidad) «hay también grandes comunidades de manos de muerto sobre las rocas».
Alcyonium palmatum puede generar, según explica el experto, «unos hábitats muy interesante en fondos arenoso-fangosos. Cerca del Estrecho, esta especie se une a la gorgonia Spinimuricea atlantica y no es raro que se dé junto a una comunidad de especies excavadoras que comparten agujeros, como la del pez Lesueurigobius friesii (un gobio) y el cangrejo Goneplax rhomboides».
Y más allá de estas relaciones, la mano de muerto tiene una conexión aún más peculiar y no es con otras especies, sino con la contaminación. Curiosamente, estos antozoos se adaptan bien a las agus sucias hasta el punto de que pueden concentrarse en los alrededores de vertidos antrópicos, especialmente en las tuberías de aguas residuales, donde, según puede leerse en el informe ‘Corales del Mediterráneo’ (Oceana), «la cantidad de materia en suspensión propicia un importante flujo de alimento para especies no muy exquisitas». Por supuesto, también pueden hallarse manos de muerto en aguas limpias como las ya citadas (sa Bota, s’Espartar, ses Margalides o el canal de Menorca), pero si bien la contaminación y las aguas turbias pueden matar a muchas especies de anémonas, corales y gorgonias, también entre los antozoos han evolucionado especialistas capaces de aprovechar la inmundicia, de la misma forma que algunos cangrejos ermitaños encuentran latas que usar como casa y los erizos pueden cubrirse con trozos de plástico para protegerse de la luz.