El Cosplay (コスプレ Kosupure), es un fenómeno de moda que tiene su origen en la cultura manga y que se ha ido extendiendo por Japón y varios países como una forma de vestir o disfrazarse, en el que los jóvenes diseñan sus propios modelos o combinaciones de ropa, complementos y zapatos, e incluye también fórmulas para moldearse o teñirse el pelo de varios colores.
Su etimología deriva de la conjunción de dos vocablos ingleses costume (vestido) y play (juego). Cosplay podía definirse, en síntesis, como el juego de vestirse o disfrazarse para pasear, ir a una fiesta, una reunión de amigos o asistir a un concurso de cosplayer.
El movimiento Cosplay comenzó en 1970 en los Comic Market de Japón, que se celebran en Odaiba (Tokio). Lugares de compra/venta de Dôjinshi donde grupos de japoneses se vestían de sus personajes favoritos de manga, anime, cómics y videojuegos. Esta moda ha ido creciendo paulatinamente y ha explosionado en la última década entre los jóvenes que buscan diferenciarse en la forma de vestir a través de crear su propia moda.
Ésta, incluso, se llega a exponer en las convenciones y concursos en los que presentan no solo sus creaciones sino también la forma de crearlas. Un made it self de vanguardia para mostrar el inconformismo con su generación o ante una sociedad convencional y encasillada como la japonesa.
A los japoneses en general les encanta vestirse y disfrazarse, forma parte de su ancestral cultura que se refleja en las ceremonias familiares, las bodas y los acontecimientos sociales, con los kimonos y los trajes ceremoniales.
Las nuevas generaciones imitan estas costumbres con vestimentas occidentales como forma de distinción aunque los cosplayers van más allá y buscan ser originales y diferentes moldeando, customizando y diseñando su ropa occidentalizada. Esto supone un paso adelante en la idea de diferenciarse de la monotonía y el clasicismo de la cultura nipona que ha creado una interesante subcultura de diseño, creación e interpretación de sus propios personajes o imitaciones de personajes animados del cine, videojuegos o el manga.
LOS JÓVENES JAPONESES UTILIZAN VARIOS VESTIDOS, MEDIAS, GORROS Y ACCESORIOS PARA UN DISFRAZ.
El Cosplay no es una afición barata porque crear un disfraz propio requiere una inversión de tiempo, dinero en ropa, peluquería, accesorios, zapatos, complementos, gafas, etcétera, para lograr el máximo objetivo: convertir una moda en un arte.
La locura de Takeshita Street
La importancia del cosplay en las grandes capitales japonesas es enorme, especialmente en la capital del Imperio, Tokio, donde tiene su propia calle para exhibir sus modelitos y configuraciones. Takashita Street o Takeshita-Dori está ubicada en el popular barrio de Harajuku, en torno a la estación de metro y tren del mismo nombre en el distrito de Shibuya , cerca del parque Yoyogi, famoso por su cerezos en flor de color rosa en primavera y el gran santuario Meiji.
En este pasadizo peatonal colmado de tiendas de moda, comida, accesorios, chucherías y casi todo para millenials se reúnen las figuras más extravagantes del cosplay y la moda nipona a la salida del colegio. El comienzo de la calle está señalizado por un letrero luminoso de leds en alto que proyecta imágenes en directo de la calle y sus surrealistas personajes.
TEKASHITA STREET, EN TOKIO, ES EL ESCAPARATE DEL COSPLAY PARA TURISTAS Y ‘TOKIOTAS’
Es también un meeting point para quedar con amigos o grupos y un balcón callejero para ver el movimiento y el ambiente cosplay más genuino. En esta vía de a pie se funden las diferentes culturas de moda niponas, los colegiales con sus uniformes de cuadros y faldas plisadas, las señoras con sus tradicionales kimonos de paseo y los exuberantes cosplayers.
El barrio es tan popular que se ha convertido en una atracción turística de Tokyo y lugar de visita de culto para los occidentales y turistas más atrevidos por su ambiente juvenil, boutiques de marcas japonesas y occidentales, restaurantes y un permanente devenir de miles de personas.