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Las cifras que transformaron la isla

Ibiza ha pasado de tener 20 homicidios al año en 1911 a no tener casi ninguno cien años después

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Las cifras mejor que nada ilustran el cambio que han sufrido Ibiza y Formentera a lo largo de este último siglo y cuarto de historia, en que las islas han pasado de ser una sociedad arcaica, agraria y aislada, enormemente atrasada en todos los aspectos, a convertirse en un paradigma de posmodernidad.

En 1893, cuando apareció Diario de Ibiza, la población de la isla estaba a punto de alcanzar los 30.000 habitantes, mientras que en la actualidad se sitúan en 140.000, casi cinco veces más. Vila tenía 6.000 residentes, que ahora superan los 40.000. En todos los pueblos se ha producido la misma tendencia.

Este aumento de población fija se produjo sobre todo a partir de la década de 1960, cuando las Pitiüses pasaron a convertirse, gracias al turismo, en tierra receptora de inmigrantes. Hasta entonces, había sido lo contrario: Ibiza y Formentera exportaban mano de obra a América, Argel y Mallorca por la escasez de alimentos que había en estas islas.

En 1893 la población de Ibiza rozaba los 30.000 habitantes. hoy son 140.000

El número de plazas de alojamiento turístico ha evolucionado en consonancia con esa progresión económica y demográfica. Si al iniciarse el siglo XX sólo existían en la isla de Ibiza cinco pequeñas fondas que sumaban menos de 300 plazas, en 2018 su número se sitúa ya en 100.000, teniendo en cuenta sólo las legalizadas, puesto que en realidad, Ibiza y Formentera han pasado a ser un inmenso hotel donde todo se alquila a turistas, incluyendo furgonetas, balcones y barracas. Teniendo en cuenta las ilegales, la isla de Ibiza tiene ya 150.000 plazas aproximadamente, es decir, una por habitante.

La cantidad de coches que circulaban por las carreteras ibicencas en el año 1928 era exactamente de 67. De hecho, no hacía muchos años que habían llegado los vehículos de cuatro ruedas a la isla. En 1914 la llegada del primero fue objeto de una noticia en Diario de Ibiza. En sólo doce años se pasó de uno a 67, por tanto. Sin embargo, un siglo después su número ha llegado a los 146.000, incluyendo todo tipo de vehículos. La cifra se ha más que duplicado en el breve plazo de veinte años y no presenta visos de frenarse.

Debido al fuerte crecimiento de población y turismo, también el número de policías ha aumentado. En 1905 la plantilla de la Policía Local del Ayuntamiento de Ibiza se componía de dos agentes. Hoy son 112, si bien a ellos hay que añadir las fuerzas de la Policía Nacional y la Guardia Civil, que pese a su elevado número en conjunto no dan abasto para hacer frente a todas las necesidades que supone el hormiguero turístico en que se convierte Ibiza en verano.

No todo ha ido a peor en la isla. Hay cosas que han mejorado, y además de forma notable. Es el caso de los crímenes (homicidios y asesinatos). Ibiza era, a principios del siglo XX, uno de los lugares de España con mayor número de crímenes por arma blanca y de fuego. No había día en que Diario de Ibiza no informara de alguna reyerta entre payeses con algún acuchillado, muerto o herido, tanto en la calle, como en el campo e incluso en las propias iglesias.

La estadística de 1911 demuestra que en la isla de Ibiza hubo 20 muertos víctimas de homicidios o asesinatos, estremecedora cifra a la que hay que añadir una larga lista de heridos de diferente pronóstico. Actualmente, la mayor parte de los años acaba sin ninguna muerte de este tipo, pese a que la población, fija o pasajera, se ha multiplicado.

Elevado analfabetismo

Del mismo modo, el analfabetismo ha pasado de afectar al 90% de la población rural en 1905 (el 98% en el municipio de Sant Joan) a representar sólo el 0,4% de la población insular, según los últimos datos de 2017.

El 90% de la población rural era analfabeta en 1905, el 98% en sant joan

Los hábitos de los ibicencos se han transformado radicalmente, como lo demuestra por ejemplo la producción ganadera. Entre los años 1930 y 1935 se exportaban cada año una media de 3.300 ovejas y 2.300 cerdos hacia la Península. Hoy, no sólo no se exporta un solo animal, sino que casi toda la carne que se consume en la isla procede de fuera porque la cabaña ganadera local es testimonial y, además, ha quedado desvirtuada genéticamente por la llegada de razas foráneas. Lo mismo puede decirse de los productos agrícolas. Ibiza ha pasado de ser exportadora de patata, albaricoques, algodón, algarrobas o almendras a importarlo casi todo.

Huelga decir que los precios de los bienes de consumo han corrido la misma suerte. Un listado de precios del mercado del año 1907 pone de manifiesto que el litro de aceite de oliva (se supone que de máxima calidad, al ser local y artesanal) era de 1,60 pesetas, es decir, 0,009 euros al cambio actual, mientras que ahora cualquier marca de aceite virgen extra ronda los 4,5 euros. La carne de vaca ha pasado de costar 0,01 euros el kilo a valer unos ocho euros, mientras que el kilo de garbanzos ha pasado de 0,003 euros a 3 euros y el litro de vino, de 0,001 euros a unos 10 euros de media.

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