En esta época del año las bodegas pitiusas se encuentran en pleno proceso de clarificación y estabilización de los vinos. Aquellos productores que trabajan con vinos blancos y rosados que se comercializarán a principios del año que viene ya están a la espera del embotellamiento, mientras que los tintos precisarán de una etapa necesaria de envejecimiento y crianza.
El año 2016 no ha sido un año fácil para los viñedos y algunas bodegas lo van a notar en la cantidad de producción, aunque no así en la calidad del producto . La escasez de lluvias se ha cebado con la vid ibicenca durante todo el año y eso ha acabado pasando factura. «No es solo la sequía, que ha sido bastante porque prácticamente no ha llovido en todo el año, sino que también nos hemos encontrado con otros problemas, como el mosquito verde y el hongo oidio», asegura Joan Riera, propietario de Can Rich.
La sequía se ha agudizado este año en el campo pitiuso y ha afectado al nivel de producción, no a la calidad
Esta bodega, ubicada en Buscastell, ha sido una de las que más ha sufrido la plaga del mosquito verde, un insecto que por primera vez ha sido detectado en Eivissa y que es muy difícil de combatir cuando te dedicas a la producción ecológica, como es el caso de Can Rich. «Con un insecticida es más sencillo controlarlo, pero nuestra producción es ecológica y los tratamientos que se aplican para combatir este mosquito no son tan efectivos», apunta Riera.
Esta plaga ha motivado que la producción de este año en la bodega de Buscastell haya caído «prácticamente un 30% con respecto a la del año pasado». Aun así, Riera asegura que la calidad de esta añada será buena y que su bodega seguirá ofreciendo los vinos blancos, tintos y espumosos ecológicos que tantos reconocimientos han merecido en los últimos años.
La plaga del mosquito verde es más difícil de combatir para las productores ecológicos
De similar opinión es Javier Escandell, de Enotecum, quien considera que la calidad de los vinos ibicencos ha ido en aumento y que la cosecha de este año será parecida a la de 2015. «Aunque en los primeros años que se empezaron a comercializar no se acertó con las variedades de uva, ahora se apuesta más por la uva más autóctona como la garnacha, malvasía o monastrell», asegura ,y considera que en los últimos diez años se ha hecho «un gran trabajo». Tanto, que ahora ya sea el vino como la gastronomía de Ibiza se han convertido también en atractivos turísticos. «Al turista le gusta probar las cosas de la isla», comenta.
En referencia a la sequía, Escandell lamenta que en Ibiza no se pueda cultivar en altura, como están haciendo en otras zonas o en otros países, como Francia, donde ya hay viñedos a mil metros de altitud.