¿Quién no ha llevado aparatos para corregir los dientes o ha tenido a un familiar o amigo? Desde los aparatos grandes y antiestéticos hasta las combinaciones más raras de colores en las gomas de plástico de los brackets.
La adolescencia ha estado marcada para muchos en llagas en la boca, cepillos por todas partes para quitar los restos de comida e incluso visitas fugaces a la clínica porque el pan crujiente del bocadillo había despegado una parte del los brackets.
Los expertos recomiendan empezar el tratamiento de ortodoncia a partir de los seis años, cuando la dentadura y sus huesos empiezan a manifestarse tras la pérdida de los dientes de leche.
Actualmente también es muy frecuente ver a adultos en tratamiento de ortodoncia, por lo que la propia especialidad ha tenido que adaptarse a sus necesidades, con soluciones cada vez más cómodas e invisibles que permitan llevar una vida normal incluso con la ortodoncia fija.
En la mayoría de los casos, la estética prevalece sobre la salud cuando alguien decide someterse a un tratamiento de ortodoncia, pero más allá de una cuestión estética, llevar aparatos puede mejorar la salud bucodental: los dientes pueden encajar bien entre ellos, lo que ayuda a conseguir una completa masticación de la comida y, por consiguiente, que se mantengan saludables por más tiempo.
Tras años de investigación y evolución de estudios científicos y técnicos de esta especialidad, los antiguos y molestos tornillos, que dañaban la estructura dental, se sustituyeron por las famosas gomas elásticas. El bracket, ese aparato terapéutico que el ortodoncista adhería, de manera temporal, a los dientes que lo requerían, fue introducido el año 1928.
El presente de los ‘brackets’
Los brackets han ido evolucionando en cuanto a diseño y funcionalidad. Actualmente, los materiales ya no solo pueden ser de acero inoxidable, sino también de cerámica. Gracias a ese avance, se consiguió algo muy demandado: ortodoncia que resulte casi invisible.
Pero la evolución es constante e incluso se ofrecen tratamientos de ortodoncia invisble, similares a los brackets, a través de una serie de acrílicos invisibles y extraíbles que enderezan los dientes.