La recepción del Sud Ibiza Suites no es un hall al uso. Su estética, cuidada al detalle y con elementos decorativos tan poco habituales como atractivos, es un claro reflejo de la concepción de este alojamiento nacido con el fin ser diferente, de ofrecer una calidad real más allá de los estereotipos de la isla.
Paredes revestidas de musgo natural, arte y un mobiliario muy moderno
Sud Ibiza Suites es una sorpresa para sus huéspedes de principio a fin. Paredes revestidas de musgo natural en tonos verdes y rosas, mobiliario moderno y modernas obras de arte dan la bienvenida al cliente, que no da crédito a las impactantes vistas que disfrutará desde la habitación hasta que abre las cortinas de la terraza.
las vistas directas al mediterráneo y a formentera sorprenden a los huéspedes
Una treintena de apartamentos de 45 metros cuadrados y cuatro apartamentos en suite de 75 metros son las opciones que encuentra el cliente a la hora de hacer su reserva. Todas ellas cuentan con vistas directas al Mediterráneo y a Formentera, y disponen de todas las comodidades para convertir en un auténtico éxito las vacaciones: amplias camas, cocina, lavavajillas, frigorífico, hervidor de agua, tostadora… Incluso bafles de la marca Bose, cubiertos de diseño y un gran televisor. «No hemos querido economizar, si pensábamos que algo debía estar en las habitaciones, lo hemos incorporado», explica Felipe Codina, director de Sud Ibiza Suites.
una ubicación privilegiada, a pocos metros del mar pero en el centro de la ciudad de ibiza
La ubicación del alojamiento es otro de sus grandes atractivos. «Estamos a un minuto de la avenida de España, a 10 minutos de Dalt Vila y a 20 de Platja d’en Bossa, para aquellos que busquen zonas más bulliciosas», afirma Codina, quien apunta que el alojamiento permanece abierto todo el año «para dar sensación de continuidad» y por compromiso con los diferentes perfiles de clientes que tienen en las diferentes estaciones.
Sud Ibiza Suites dispone de un gimnasio que sigue la misma y cuidada estética del resto del establecimiento, así como de un bonito solárium con jacuzzi para que los huéspedes puedan relajarse y conectar con el entorno. «Aquí no hay música ni ruidos, somos un alojamiento tranquilo», remarca el director.
Y, ¿de dónde surge este proyecto? Del compromiso de Elena Villangómez, que aunque reside en Andorra nació en Ibiza y siempre ha llevado a la isla en su corazón, tras heredar este edificio construido en los años 60 y que estaba muy abandonado. «Quiso hacer algo diferente y especial como homenaje a sus padres», comenta Codina. Lo consiguió.