Las viñas que cultiva desde hace 15 años la bodega Terramoll en la altiplanicie de la Mola, en Formentera, son un homenaje a la sostenibilidad y al respeto por el medio ambiente. El proceso de elaboración es absolutamente artesanal, por lo que los caldos se crían con una marcada personalidad mediterránea producto de su exposición permanente a los vientos marinos y a las particularidades de este suelo único: una sequedad y alto nivel de insolación por una climatología extrema durante el periodo de maduración de las uvas.
Todos estos condicionantes permiten producir vinos excepcionales no sólo por su calidad, muy elevada, sino también por su particularidad. Pocos sitios en el mundo reúnen unas condiciones geoclimáticas tan exigentes como esta tierra, la más al sur del archipiélago balear.
El objetivo y principio fundamental de esta bodega de Formentera es obtener unos vinos de la máxima calidad, y para ello se prescinde del impulso empresarial de la máxima producción. Se mima lo que produce la tierra para que el producto sea el representante más auténtico de este suelo implacable, especial.
Y de esta filosofía de respeto por el medio ambiente surgen los tres vinos más conocidos de Terramoll: Savina, Rosa de Mar y Es Monestir.
Por este motivo todas las vides de Terramoll están cultivadas en secano, prescindiendo de sistemas de irrigación. Esto, la ausencia de herbicidas durante el cultivo de las vides para respetar y cuidar al máximo el suelo y la aplicación de productos ecológicos para prevenir el ataque a los viñedos de agentes fúngicos, permite a Terramoll contribuir de manera activa en la sostenibilidad del medio ambiente de Formentera.
En estas duras condiciones los viñedos producen muy poca uva, lo que se traduce en una comercialización de botellas muy limitada y exclusiva.
Terramoll trabaja en 14 hectáreas de viñedos de la meseta de la Mola (por otra parte una de las zonas con más encanto de la isla), entre las que se incluyen parcelas de Monastrell de pie franco con cultivo tradicional. Disponen de cinco variedades diferentes de uvas blancas y de otras tres de uvas tintas, que se recolectan únicamente en el momento óptimo de maduración de cada una de ellas. Este sistema provoca que incluso vides de la misma variedad pero cultivadas en parcelas diferentes se recolecten en periodos diferentes y se vinifiquen por separado para preservar todas sus cualidades.
Para conmemorar los tres lustros de existencia de Terramoll, se ha decidido cambiar la imagen de sus vinos, no así su esencia única, con unas originales etiquetas.
Es Monestir, vino monovarietal Monastrell, elaborado a partir de cepas viejas de pie franco, y con una producción muy limitada, es el vino más arraigado a la esencia de Formentera, y casa bien con gran variedad de platos, tanto de carne como de pescados, y es ideal para todo amante del buen vino tinto y que quiera disfrutar del autentico paisaje de Formentera en su copa
El Savina, el vino de esta bodega más apreciado en las Pitiüses, resulta perfecto para acompañar los platos más propios de las islas, como pescados y todo tipo de arroces y mariscos.
El Rosa de Mar es un rosado afrutado y fresco pero con cuerpo y personalidad, muy indicado para degustar con platos de pasta, arroces, guisos de pescado como es bullit de peix y carnes blancas. Por último, el Primus es un tinto crianza que combina de manera maravillosa con carnes a la brasa o fritas, con la más auténtica frita de porc, con el arròs de matançes, la frita de freixura o el bullit de carn.
Durante el verano la bodega se puede visitar concertado cita en el teléfono 971 327 293 o el correo info@terramoll.es.