Mariano Mayans Calvo, (Ibiza, 1984) dentista, hijo de dentista y nieto de barbero. Licenciado en ADE en la Universidad de Barcelona y en Odontología en la Universidad Internacional de Cataluña. Como el mismo dice: [quote_left]«Ahí me saqué la carrera, pero un dentista nunca deja de estudiar».[/quote_left] Mariano Mayans es un enamorado de su profesión, a la que defiende con entusiasmo y de la que se siente muy orgulloso, sobre todo por haber tenido «al mejor maestro»: su padre.
—Con un padre y un hermano dentistas, supongo que la odontología será un tema común en las reuniones familiares.
-Sí. ¡Es inevitable! Reconozco que a veces aburrimos a los ‘no-dentistas’ con nuestras charlas, por lo que aprovecho esta entrevista para pedirles perdón. (ríe)
—¿Cuál es el mejor consejo que le ha dado su padre?
-Más que consejo, es su filosofía de trabajo. Él es médico especializado en estomatología, y siempre ha mantenido ese criterio médico. Todos los dentistas de Clínica Mayans hemos crecido de su mano y compartimos su visión y manera de trabajar.
—¿A qué se refiere con criterio médico?
-Por ejemplo, cuando piensas en un médico de familia, piensas en alguien cercano, de confianza, que busca lo mejor para sus pacientes. Eso es lo que queremos transmitir, es nuestra filosofía. En Clínica Mayans llevamos 31 años en esa línea…
—Forma parte de la nueva generación de odontólogos. ¿En qué se diferencia esta generación de la anterior?
-Uf, en muchas cosas. La profesión ha evolucionado, la competencia y la cantidad de dentistas que hay, también marca la diferencia. Además, hoy en día hay muchísima información y posibilidades de seguir formándose. Al final, lo ideal es juntar lo mejor de las dos generaciones. La formación y tecnología de ahora y la visión médica de antes.
—¿Se está adaptando la profesión y los profesionales a las innovaciones que ofrece la tecnología?
-Sí, es fascinante. La odontología crece de la mano de dos cosas: la informática y los nuevos materiales. Un gran ejemplo es la cirugía guiada. Es una maravilla que a partir del TAC del paciente se pueda diseñar en el ordenador exactamente dónde queremos los implantes y nos envían una plantilla del diseño. Eso permite precisión y no tener que usar ni bisturí.
—Le veo muy apasionado…
-Es que es genial lo que está aquí y lo que está por llegar. Informática para los implantes, nuevos biomateriales para la regeneración, escáneres 3D para el día a día y tener la suerte de poderlo usar en la clínica. Resulta apasionante, ¿no?
—En el boom que estamos viviendo de la proliferación de las clínicas dentales supongo que habrá aspectos positivos y negativos, ¿cuáles son para usted?
-Sí, hay muchas clínicas nuevas. Hasta cierto punto me parece bien que haya competencia. Obliga a los dentistas a espabilar, estudiar, ofrecer algo más… Y, sobre todo, a cumplirlo.
—¿Y cumplirlo?
-Sí. En algunas clínicas, la presión por facturar hace que se hagan cosas que no deberían. Es una lástima por el paciente y por la profesión ¡Es que estamos hablando de salud! Al final uno acaba apasionándose y defendiendo su profesión y no me gustan algunas cosas que veo, como la publicidad engañosa, ‘letra pequeña’, promesas imposibles… Al final, es importante que el dentista ofrezca confianza, que tenga buenas referencias…
—¿Cómo atajaría usted la competencia desleal que es uno de los grandes males de esta profesión en el presente?
-Es un tema delicado. Hoy en día, vemos prácticas que generan desconfianza hacia la odontología. De hecho, los Colegios de Odontólogos han puesto en marcha campañas para combatir ciertas prácticas (como el famoso ‘No piquis’ en Catalunya o el ‘Tu boca no está de oferta’ en Madrid) y empieza a haber multas por publicidad engañosa, de vez en cuando. De vez en cuando, desde el Facebook de la Clínica Mayans compartimos estas campañas.
—¿Cómo ve el futuro?
Personalmente, soy optimista. Pero en cuanto a la profesión, creo que se le está quitando valor a la buena odontología. Cada año se licencian miles de dentistas que lo van a tener muy complicado. Y claro, eso les obliga a aceptar las condiciones de empresarios, franquicias y ‘seguros’. A pesar de todo, como le decía, soy optimista. La formación y la calidad siguen siendo una apuesta seguro.
—¿Es un peligro que en muchos pacientes prevalezca el interés estético por encima del sanitario?
-No, no. A ver, bien entendido creo que no. Hoy, más allá de conseguir salud y función, hay técnicas y materiales que permiten una buena estética. Y los pacientes deben exigirla. Es nuestro trabajo explicarles lo que es posible o no en cada caso. porque si alguien me pide la sonrisa de Julia Roberts, probablemente tendremos que bajar las expectativas.
—En Mayans siempre han destacado la importancia de un trato familiar y cercano con el paciente, ¿por qué?
-Bueno, somos dentistas pero ante todo personas. Por ejemplo: ¡Es increíble la memoria que tiene mi padre con las bocas de los pacientes! Antes de que pase el paciente ya nos dice ‘Pep ya hace tiempo que no viene, fuma mucho, debe venir por periodontitis en tal diente’ ¡Y suele acertar! Pero bueno, más allá, lo importante es que creemos en lo que hacemos y cómo lo hacemos. Explicar un tratamiento convencido de que es lo mejor para el paciente, da esa confianza.