Arquitecta y diseñadora. Ha creado objetos para marcas multinacionales como De Padova, Alessi, Kartel, Keital, Roshental o B&B, que forman parte del diseño moderno industrial de este siglo. Ha plasmado su prestigio y sello personal en proyectos singulares de alcance internacional como el Hotel Mandarin Oriental de Barcelona o las Torres Residenciales de Sanghai. Ha participado activamente en la Expo de Milán, proyecta un hotel contemporáneo en el lago Cuomo, rehabilita un palacio al lado del Duomo en Milán para la cadena de hoteles Room Mate, un laboratorio para mujeres en la India y un hotel vertical con jardines colgantes, grandes ventiladores y sin aire acondicionado.
Patricia Urquiola Hidalgo (Oviedo 1961) es una prestigiosa arquitecta española que reside y trabaja en Milán pero tiene a Ibiza en lo más profundo de su corazón y donde disfruta con su familia en verano desde hace décadas. Su ‘isla privada’, como le gusta llamarle, es ahora también un lugar donde ha dejado su impronta de diseño y creatividad única. Urquiola ha proyectado la arquitectura e interiorismo de Heart Ibiza y ha compartido vivencias con los hermanos Adrià, Guy Laliberté y otros destacados artistas en este espacio que considera ‘experimental’.
Sus obras están expuestas en el Museum of Modern Art (MoMA) de Nueva York, el Museo della Triennale de Milán y el Fonds National D’Art Contemporain de París. Cuenta con varios premios de revistas especializadas como Elle Deco, Wallpaper y Architectural Digest, entre otras. Ha sido denominada ’diseñadora de la década’ y tiene la Medalla de Oro al Mérito de la Bellas Artes, entre otros galardones. Ha escrito el libro ‘Time to make a book’. En la actualidad diseña para BMW, Louis Vuitton, Salvatore Ferragamo o Baccarat, entre otros.
—Usted ama la tranquilidad, la paz y el espíritu de Eivissa pero este año ha vivido un verano bastante movido.
Mi vida ibicenca no es muy nocturna normalmente, pero este verano he tenido que atender a amigos y profesionales que querían conocer el nuevo proyecto de Heart.
—¿Se ha inspirado en Eivissa para diseñar el interiorismo de este espacio lúdico de juego, arte, música y gastronomía?
Tenía una vecina estupenda, llamada Francisca, que era muy cariñosa con nosotros, que cuando se ponía la ropa típica payesa y la emprendada me fascinaba. Era una persona muy auténtica y eso es Eivissa, la mezcla de gentes y la música. Eivissa tiene una cultura musical espectacular y en Heart puede tener su desarrollo. Para mi el dinero del Casino tiene que revertir en el oro de las joyas ibicencas, no tiene que ser el juego sino el oro de las ibicencas. Por este motivo y de forma simbólica hicimos las fotografías de las emprendadas de la payesas que están repartidas por el Casino de Ibiza y las lámparas son un juego del doble cono de la joya ibicenca.
—También ha querido darle un tono marinero.
El local está ubicado en el puerto y he querido representar esto con cuerdas naturales y redes que simbolizan a los pescadores pitiusos que han participado e invertido en la obra con gran esfuerzo, de lo cuál estoy muy orgullosa. Este fue mi trabajo inicial en el proyecto y luego llegó el experimento de verdad, ya veremos si el año que viene se añade algo más o no.
—¿En terminos de interiorismo cómo define Heart?
Como experimental, que me parece una palabra maravillosa. No tiene ese punto vanguardista, futurista, tan forzado. Tiene un poco de todo, un poco contemporáneo, vintage, elegante, sin pretensiones, mezcla lo artesano con las tecnologías, los colores, las diferentes culturas. Tiene ese punto de club porque al final la gente viene también a bailar. Es una mezcla de muchas cosas. Lo bueno de este espacio es que la gente puede alargar la noche lo que quiera sin forzar.
—¿Ha seguido las pautas y la idiosincrasia del ocio local?
Hay una tendencia clara, que no planteamos solo nosotros sino muchos otros locales en Eivissa, en la oferta de atardecer-noche para alargar la noche lo que uno requiera. En Heart han confluido muchas cosas, nos gusta la idea de varias convivencias, esta es un poco la política que se diseño.
—¿Usted hace proyectos en diferentes puntos del mundo y de distinta naturaleza. ¿Hacia donde va la arquitectura mundial? ¿Se impone el modelo vertical?
Creo que va muy ligado con la cultura del momento. Si puedo trabajar en proyectos verticales, sostenibles y verdes estoy feliz. Proyecto un hotel que es un edificio con grandes huecos verdes que son jardines verticales, es un proyecto muy sostenible e interesante en el que me encanta participar, en el que se quiere prescindir del aire acondicionado, los espacios comunes son medio al exterior y al interior y con unos inmensos ventiladores muy técnicos Trabajo en la India, como también lo he hecho en Cerdeña, en un laboratorio de mujeres en el que tenían un problema de continuidad para hacerles el trabajo más fácil. Y por ejemplo, las ciudades antiguas requieren de rehabilitación de zonas, el mundo tiene problemas urbanísticos distintos y necesita soluciones desiguales.
—Participa en varios proyectos conjuntos y ha colaborado en la reciente Expo de Milán con un centro de acogida para Caritas.
El mundo se está planteando cómo nutrir el planeta y cada país tiene una relación distinta con este tema. Formo parte de un grupo de arquitectos, que ahora por ejemplo en Milán con la Expo hemos colaborado en un receptorio ambrosiano en el que se reciclaban restos de comida, Es un comedor de Cáritas que está en una periferia y todo el mundo colaboró en el proyecto. La Expo ha tenido una parte de diseño y otra más lúdica pero ha conseguido crear muchas cosas interesante que luego perduran en la ciudad.
«Heart tiene un poco de todo, es contemporáneo, ‘vintage’, elegante y mezcla lo artesano con la tecnología»
—Últimamente combina grandes proyectos arquitectónicos con el diseño creativo e industrial. ¿Qué le gusta más ahora que es una arquitecta de prestigio y puede elegir?
No soy una arquitecta que sólo está interesada en proyectos arquitectónicos grandes. Trabajo mucho más en proyectos que están entre el diseño y arquitectura, en contacto con el público y lugares. Desde un restaurante, a un hotel, un laboratorio o una fábrica. Trabajamos con un grupo americano reinventando el concepto de oficina y estamos haciendo con ellos una labor de corte y de producto, ya que una oficina es un lugar donde pasamos mucho tiempo de nuestra vida. Tratamos de hacerlo más amable, con otro tipo de domesticidad que no tenía la oficina.
—¿Cómo y en función de qué elige sus proyectos?
Colaboro con muchos proyectos para solucionar problemas sociales, no trabajo en lo primero que venga porque en el estudio somos bastante selectivos. En vez de ser exclusivos somos inclusivos ya que participamos en lo que creemos. Ante todo trabajo con gente que tiene ganas de involucrarse en un proyecto, que invierte en una propuesta porque tiene una idea. Estoy abierta a propuestas muy diversas.
—¿Con qué se encuentra más a gusto, con el diseño o la arquitectura?
Son dos profesiones paralelas y distintas que encajan la una con la otra muy bien. Estamos haciendo un hotel en Milán para el grupo español RoomMate, es un palacio al lado del Duomo que estamos rehabilitando. Es algo de grandísima calidad pero va a ser un hotel muy asequible. Se trata de un proyecto muy fácil y controlado pero de mucha calidad. Con esta propuesta estoy disfrutando muchísimo porque el cliente, Quique Sarasola es muy divertido y , además, es amigo de Eivissa.
—¿Otros proyectos singulares?
En el entorno del lago de Como estamos haciendo un hotel contemporáneo, el primero de este estilo situado junto al lago. Es un proyecto de construcción del edificio, paisajismo e interiorismo para un hotel de pocas habitaciones y de altísima calidad llamado ‘Le Sereno’. Es un diseño muy limpio, sereno y sobrio que me apetecía hacer porque está inmerso en la naturaleza: la roca, la planta y la piedra, todo se conjuga con el lago. Intento dar con personas y proyectos que aprecio mucho, como este.
—Volviendo a Ibiza ¿Tiene arreglo su arquitectura o terminará siendo un gran complejo de diferente alturas?
El tema es muy complejo. Creo que en la vida los lugares se corresponden a la sociedad, si la sociedad hace una evolución, el lugar evoluciona. Esta isla ha pasado por muchas fases, probablemente por alguna fase involutiva pero ahora quizás estemos en la más evolutiva y lo que tenemos que intentar es ver lo qué tenemos y con qué podemos trabajar. Tiene que colaborar mucha gente con diferentes formaciones y esto haría que los equipos con elementos culturales distintos mantengan ganas de funcionar, pero ahí hay involucradas muchas personas, políticos… y demás.
«Ibiza es auténtica como la mezcla de gentes y música. Me fascinan las payesas vestidas y sus joyas»
—¿Ha cambiado su perspectiva desde que ha hecho una obra en la isla?
Esta es mi isla privada, donde vengo a descansar. Participar en un proyecto así te hace colocarte en otro punto de vista y hay que defender el proyecto. Me gustó que todos juntos fuésemos conscientes de vivir un experimento y hemos sido participes. Ha sido importante también ver como la gente lo ha vivido para que luego el experimento coja más fuerza. Es muy bonito cuando estás en este punto de vista diferente donde no vas como fórmulas ya hechas y establecidas.
—¿Cree que el turismo de lujo que nos visita ahora puede fomentar una nueva burbuja inmobiliaria?
No vivo aquí todo el tiempo. Cuando vengo estoy en el campo y no salgo mucho pero veo cosas. Hablo con muchísima gente de todas partes de Europa y Estados Unidos que van a restaurar una vivienda o invertir en Eivissa. La isla está en un momento de gran interés y en nuestras manos está hacerlo en una misma dirección, por eso es fundamental no pensar sólo en el negocio. Es lo que tiene que defender todo el mundo, son los valores que crearon esta isla que son muy desenvueltos y naturales. Heart, por ejemplo, no es nada sofisticado y forzado, es una propuesta distinta y fácil.
—¿Cómo imagina la casa de sus sueños?
Me gusta vivir en lugares con buen clima. Para gente como nosotros basta con una buena alfombra Hice unas alfombras para la marca Kartel que son estupendas. Un picnic o una hamaca colgada de un árbol, estar bajo la sombra de un olivo… Con muy poco tengo la casa ideal. Es una casa menos estructurada donde no tienes que pensar y para esa casa el clima de Ibiza es perfecto.
—¿Qué objeto le gustaría crear que no haya concebido ya?
Tengo una actitud al proyecto que no intenta razonar por objetivos porque si los consigues al final pierden valor y ya varían en el modo que los calificas; y si no los consigues te frustran. La filosofía que intento aplicar más es la de Antonio Machado: ‘Caminante no hay camino, se hace camino al andar’. Significa estar muy abierto a lo que llega, hacer cosas de calidad, creer y que tu camino vaya creciendo contigo. Ese paso a paso es menos frustrante y más sano, se puede conseguir mucho más, tienes los ojos mucho más abiertos a realidades más pequeñas, más que a grandes objetivos. Al final no ves lo que tienes alrededor y para mi eso es muy importante.