El diseño arquitectónico de interiores y la decoración en todas sus facetas y campos camina paralelamente a las modas y fluctúa cada cierto tempo con los materiales, el color, el espacio y el diseño. Los estilos como las modas, nacen, viven y mueren para dejar paso momentáneo a otra ideas. El minimalismo y lo étnico han dejado paso a la madera, la piedra y los áridos, entre otros elementos naturales, algo muy ligado a la idiosincrasia de la arquitectura ibicenca y sus patrones decorativos innatos a la tierra.
Nada es eterno, pero si perdura o vuelve en forma de vintage o retro, sin embargo los materiales que recrea la naturaleza no pasan de moda y vuelven a estar de moda reconvertidos o revestidos de nuevas formulas. Una pauta que el interiorismo propio de las islas ha guardado pese a la modas.
¿Qué es moderno?. Esa es la gran pregunta e incógnita del interiorismo actual a nivel internacional. El entorno habitable que llega se define más por un ‘habitat natural’, agradable, amigable, de colores suaves y transiciones fluidas para los distintos momentos. El interiorismo local se ha adelantado a esta nueva moda de forma natural y abre espacios con grandes ventanales para que la impresionante luz de las Pitiüses inunde las estancias y las dote de colores naturales que provienen de la madera, el cemento, la piedra y las plantas.
El color y el mobiliario acogen cada vez más a la fotografías de grandes artistas en gran formato y los muebles de la nueva ola son cálidos, cada vez más nórdicos y sencillos, porque esto facilita que cada persona ponga un sello personal en su casa. El hábitat es cada vez más democrático y busca confort. El color es el elemento que anima la decoración y permite personalizar el gusto y adaptarlo al espacio disponible. La cocina se ha convertido en un lugar a diseñar a imagen y semejanza de quien lo habita y elementos como mantas, cojines y sofás marcan el estilo del consumidor.