Desde que era un niño, debido al trabajo de sus padres, ha vivido en muchos lugares diferentes, ¿cuál cree que son las principales ventajas y desventajas de esta forma de vivir?
La gran ventaja es que estás todo el rato en movimiento, viajando y descubriendo diferentes lugares y personas. El inconveniente es que no tienes un verdadero hogar.
Ha recorrido gran parte del planeta viajando. De todos los lugares que ha conocido, ¿dónde diría que se siente más en casa?
Amsterdam es donde tengo mi casa, mi familia, mi corazón. La segunda sería el mundo en general, del cual estoy enamorado. Por eso siempre busco un hueco para regresar.
¿Recuerda el momento en que se enamoró de la fotografía?
Sí, lo recuerdo. Tenía 17 años y estaba viajando por el Tíbet cuando conocí a la primera mujer de la que me enamoré. A ella fue a la primera persona a la que retraté en mi vida y, desde entonces, no he dejado de hacerlo.
La primera vez que hice una fotografía fue a mi primer amor, mientras viajaba por el Tíbet
¿Cómo comenzó su carrera como fotógrafo?
Gracias a esa primera fotografía en el Tíbet descubrí mi pasión, así que, a mi regreso del viaje, busqué trabajo y comencé como fotoperiodista. En mis primeros trabajos cubrí información de temáticas muy diferentes, como la participación de Rusia en Afganistán, la contienda entre la India y Pakistán en Cachemira o el comienzo de la guerra en la ex Yugoslavia.
¿Cuál fue el inicio de su proyecto ‘Before they pass away’?
Comencé a trabajar en él en 2009, después de un viaje de tres años fotografiando a más de 35 pueblos indígenas por Europa, Asia, África, Suramérica y el Pacífico Sur. Me inspiró mucho el gran Edward S. Curtis y sus excelentes fotografías de los nativos americanos en los Estados Unidos.
¿Cuál es el objetivo de este proyecto?
Es mi manera de conservar las tribus, de mostrarlas antes de que desaparezcan. De dejar constancia de que existieron. Mostrar la belleza que hay en el mundo, las diferentes culturas, etnias, son hermosas. Mi objetivo, o por lo menos mi intención, es conseguir que los seres humanos se vean unos a otros de una manera más respetuosa y sean capaces de enamorarse de sí mismos y del planeta en el que viven.
Sus fotografías están tomadas desde muy corta distancia, ¿cómo consigue acercarse tanto?, ¿cómo consigue esa proximidad?
Dejando claro desde el principio que no soy una amenaza. Conviviendo con ellos, tratándoles y demostrándoles que soy igual de vulnerable que ellos y que mi intención no es otra que plasmarles como son y enseñarlo al mundo.
Mi objetivo, o por lo menos el de mis fotografías, es conseguir que los seres humanos se vean unos a otros de una manera más respetuosa y sean capaces de enamorarse de ellos mismos y del planeta en el que viven
¿Ha viajado alguna vez con su familia a alguna de las tribus que ha fotografiado?
Sí, por supuesto. Antes lo hacíamos más, cuando mis hijos eran más pequeños y escuchaban a sus padres. Antes aceptaban el destino del viaje que les dijéramos, ahora son adultos y toman sus propias decisiones, así que ya no lo hacemos.
Su trabajo es admirado pero también criticado por alterar la estética de las tribus, ¿qué opina de eso?
Las críticas solo derivan de malentendidos, envidias o de la incapacidad de aceptar lo hermosas que son las personas y por ello, lo hermosas que se ven a través de mi objetivo. Tal vez la controversia surja por el miedo a observar que ellos poseen algo que nosotros no tenemos.
¿Podría decirnos un lugar donde todavía no haya ido y que le apetezca visitar?
Por supuesto, este verano estoy planteándome cruzar el Paso del Noroeste (ruta marítima que bordea Norteamérica por el norte). Es un viaje de Groenlandia hasta Rusia, a través de los estrechos del archipiélago canadiense, una zona que todavía no conozco y que tengo muchas ganas de explorar.
A su modo de ver, ¿cuál es el poder de la fotografía?
Es la habilidad para transmitir la esencia de uno mismo a través de la esencia del objeto o la persona retratada.