Siempre se dice que poner límites a los niños es esencial para su educación. Sin embargo, pediatras como Carlos González indican la necesidad de distinguir entre las cosas importantes y las que no lo son. «Le decimos a un niño de dos años que no juegue con un cuchillo o con fuego, y también a uno de ocho años que se siente recto o se peine, pero no es lo mismo —afirma el pediatra—. Si un padre, porque su hijo tuviera una rabieta, cediera en las cosas muy importantes, si al ver que llora, se tira por el suelo o grita, le dijera: ‘Bueno, bebe un poco de lejía’ o ‘Va, pégale al bebé, pero flojito’, sería tonto. Pero si en una orden mucho menos importante como ‘siéntate recto’ o ‘péinate’ ve que llora desesperado y no lo quiere hacer e insiste, insiste e insiste hasta conseguirlo, también es tonto. No hay que ponerse así por algo sin importancia».
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[vc_custom_heading text=»Poner límites ‘con cabeza’» font_container=»tag:h2|text_align:left|color:%23ffffff» google_fonts=»font_family:PT%20Serif%3Aregular%2Citalic%2C700%2C700italic|font_style:700%20bold%20regular%3A700%3Anormal» css=».vc_custom_1465840095540{margin-right: 10px !important;margin-left: 10px !important;padding-top: 5px !important;padding-right: 15px !important;padding-bottom: 5px !important;padding-left: 15px !important;background-color: #ea003e !important;border-radius: 20px !important;}» link=»||target:%20_blank»]