En los últimos años los vinos que se elaboran en Ibiza y Formentera se han ido abriendo paso en la carta de los restaurantes pitiusos hasta obtener el papel protagonista del que goza en este 2018. Desde los establecimientos más tradicionales hasta las cartas más refinadas de los sumillers en los restaurantes de lujo, la apuesta por los blancos, rosados y tintos pitiusos es contundente. Su personalidad, aroma y producción artesana es un aliciente para el cliente que se anima con un producto que en los primeros siete meses del año, en muchos casos, ya casi ha agotado las existencias.
Esta calidad no sólo se aprecia en las ventas, sino también en el reconocimiento que reciben en los certamenes especializados. Por ejemplo, en la pasada edición del Concurso Internacional de Vinos Ecológicos ‘Ecoracimo 2018’ celebrado en Montilla (Córdoba) tres vinos con producción de Ibiza fueron premiados. En concreto, fueron los vinos Ereso 2017, con el premio Ecoracimo Gran Oro; Lausos 2015, con el premio Ecoracimo Oro; y el Blanco Can Rich, con el premio Ecoracimo Plata.
Cultivo ecológico
Los tres vinos premiados pertenecen a las Bodegas Can Rich, donde desde que comenzó su actividad hace dos décadas se realiza una clara apuesta por el cultivo ecológico. 2018 está siendo un buen año para esta bodega, «en la línea del año pasado», como remarca Stella González, que se muestra satisfecha con las ventas y esperanzada con la cosecha que viene. «Creo que aumentaremos la producción de blanco y rosado», apunta.
En los últimos años Can Rich ha abierto su mercado y sus caldos ya se comercializan en Bélgica, Holanda, Austria, Alemania e incluso en Japón.
aunque aún es pronto, parece que
la vendimia
de 2018
será más productiva
Esta bodega de Buscastell comercializa distintas variedades de blanco, de rosado y de tinto, tanto joven como en barrica o selección. Can Rich inició su actividad en el año 1997 plantando 17 hectáreas de viñedos con variedades tradicionales y foráneas. En 1999 se construyó la bodega, incorporando las nuevas técnicas de elaboración y en 2007 realizó una nueva plantación de 4 hectáreas de viñedos y 3.000 olivos en un entorno excepcional como es el Parque Natural de Ses Salines.
Stella González comenta que el consumo de vinos de Ibiza cada vez es mayor y destaca, por ejemplo, el incremento del rosado, que cada vez tiene mayor aceptación.
Muy bien los blancos y rosados
En Can Maymó, la bodega que fundó Antonio Costa en 1995, la producción de rosado de 2017 está prácticamente agotada y la de blanco que comercializan este año va por el mismo camino. Este año también comercializan el tinto de 2016. «La de 2017 fue una añada muy buena, con unos vinos de aromas muy concentrados», resalta Costa, quien espera que la de 2018 que se comercializará el año próximo sea «más productiva». «Los viñedos se tomaron un descanso el año pasado, que les vino muy bien, pero este año ya se ve que tienen más uvas», apunta.
Can Maymó vende prácticamente toda su producción en las Pitiüses, sobre todo en la restauración.
Otra de las bodegas locales, Ibizkus, comercializa en la actualidad los rosados y blancos de 2017 y el tinto de 2015. Son vinos que están teniendo gran aceptación, destacan desde la bodega, con unas características muy definidas. Fundado en el 2007 como Totem Wines, Ibizkus Wines S.L. se ha establecido como uno de los productores líder de vinos en la isla. Según los datos que publica la bodega en su web, durante el año 2015, esta bodega produjo unas 60.000 botellas de vino rosado, tinto y blanco.
Ibizkus comercializa sobre todo en Eivissa, pero también tiene puntos de venta en España y Europa.
Tradición en Formentera
En la Pitiusa Menor la bodega Terramoll, ubicada en la Mola, realiza una clara apuesta por la variedad autóctona y el cultivo natural. Este año han salido a la venta unas 19.500 botellas de vino blanco, rosado y tinto.
las bodegas pitiusas apuestan
por la producción ecológica de sus caldos
La bodega cuenta con 13 hectáreas propias, a las que hay que sumar dos más en alquiler, todas ellas en la Mola. Allí cultivan distintas variedades de uva pero con protagonismo de las autóctonas, que cuidan con esmero y son las que trabajan en recuperar. En Terramoll llevan ya varios años trabajando sin productos químicos y este año ese vino delicatessen llevará el sello de ecológico, como destacaba el pasado mes de mayo su enólogo José Abalde en las páginas de este periódico.
Este año, esta bodega ofrece una interesante novedad dentro del objetivo de recuperar la esencia de las vides más antiguas que no sufrieron filoxera. Terramoll ha sacado al mercado 550 botellas de la cosecha de 2014 solo de la variedad monastrell y con el nombre de ‘Es Monastir’. Un homenaje a los monjes agustinos que a finales del siglo XIII ya cultivaban esas vides tal y como se ha documentado. Es un vino que rescata la esencia y la tradición más antigua del vino sin aditivos.
Terramoll es un claro ejemplo de cómo trabajan el vino en las Pitiüses: entre recuperar la tradición y las últimas tecnologías en la elaboración de vinos.