La evolución de la investigación en el sector odontológico ha dado pie a innumerables avances tecnológicos que aportan mayor precisión en los resultados, facilitan el trabajo del odontólogo y restan incomodidad al paciente en determinados tratamientos. Uno de estos frutos del desarrollo ha sido el Cerec, un novedoso aparato que permite realizar restauraciones (inlays, onlays, coronas y carillas) en solo unos minutos.
En torno a una veintena de materiales están disponibles para fabricar las restauraciones.
El proceso comienza con un escáner digital CAD/CAM que el odontólogo realiza al paciente, captando imágenes de toda la boca que quedan grabadas en el ordenador en formato 3D ofreciendo una vista tridimensional giratoria. «Como ves, está cogiendo el color de la encía y del propio diente», explica el doctor Alberto Fernández mientras la odontóloga Patricia Baena trata a un paciente. El escaneo dura apenas un par de minutos, «y evita tener que poner incómodos moldes en la boca que a veces hacían vomitar al paciente, eliminando también el riesgo de que pueda tragar o aspirar materiales», añade Baena.
Fase digital de reconstrucción
Una vez procesadas las imágenes, comienza la fase digital de reconstrucción. «Sobre el escaneo se realiza un diseño de la restauración que quieres llevar a cabo», explica la especialista en Cerec. El propio sistema realiza propuestas iniciales para la restauración, empleando como referencia el área escaneada, lo que ofrece una gran naturalidad a la anatomía y evitando, en muchas ocasiones, la necesidad de realizar acabados posteriores.
El escáner digital capta imágenes tridimensionales evitando al paciente las molestias de los moldes
Después llega la elección del material, un momento clave para el éxito del tratamiento. Puesto que el tallado y fresado se realizan posteriormente en un mismo equipo, es posible elegir entre un buen número de materiales. «Ahora mismo se pueden utilizar unos 20 materiales diferentes» apunta Alberto Fernández. Las resinas, composites, cerámicas, zirconio y mixtos de composite y cerámicas son los más habituales, bien sea para crear piezas temporales o definitivas.
«La cerámica es sumamente estética pero demasiado rígida, con lo que puede haber castañeo si pones cerámica contra cerámica —expresa Fernández—. El composite es muy estético pero se desgasta más rápido que la cerámica. Por ello se han hecho mixtos que ofrecen muy buenos resultados». Una vez escogido el material, una fresadora (como una especie de impresora en 3D) imprime la pieza en el momento. «En unos minutos se puede colocar ya en el paciente», asegura Patricia Baena.
La unidad de tallado Cerec ofrece resultados de absoluta precisión, es decir, restauraciones seguras y duraderas que satisfacen a su vez máximas exigencias estéticas. Además, para optar por el proceso que mejor se adapte a los materiales deseados, el odontólogo puede seleccionar entre el método de tallado y fresado.
«Ahora puedes hacer un diseño único, y puedes elegir el material que creas más conveniente —indica Fernández—. Cuando pruebas con resina, por ejemplo, que es un material barato, y todo encaja bien, después ya puedes hacer la pieza con el material definitivo. Haces la prueba, y si va bien y va a cumplir bien la función correctamente, se imprime en otro material definitivo y listo».
El odontólogo tiene que ir con mucho cuidado a la hora de escoger el material. En una misma persona, dependiendo de dónde haya que hacer la restauración, puede ser recomendable utilizar dos materiales diferentes.
Otro aspecto realmente interesante de disponer de las imágenes y diseños en formato digital, es que cualquier modificación se puede hacer directamente, de forma más o menos sencilla.
Cerec lleva casi 30 años apoyando la labor del odontólogo en la consulta. Más de 250 estudios clínicos, incluidos estudios a largo plazo realizados durante un período de hasta 18 años, han probado la alta tasa de durabilidad de las restauraciones Cerec. «En las Pitiüses ya somos varios los profesionales que confiamos en este sistema, y seguro que cada día seremos más», concluye Fernández.