El verano llega con sol, buenas temperaturas y tiempo libre. Sin embargo, algo malo tiene que tener también la estación de luz y mangas cortas: los mosquitos. Estos pequeños insectos pueden resultar muy incómodos, sobre todo en las horas en las que sale y se pone el sol, pues es el momento que utilizan para proveerse de alimentos. Son las hembras las que pican principalmente para obtener sangre, lo que supone un aporte suplementario de proteínas beneficioso a la hora de poner huevos. Los machos sin embargo, se alimentan de jugos de frutas, néctar y savia.
Pero no hay que alarmarse, existen maneras de evitar que el jardín o terraza se llene de estos insectos. Primero hay que asegurarse de que no existe agua estancada en ningún rincón del jardín, como por ejemplo en los recipientes colocados debajo de las macetas para que no goteen, pues es uno de los lugares predilectos elegidos por las hembras para depositar los huevos. Además, se pueden utilizar diferentes tipos de repelentes (spray, parches, velas etc.) y una opción estética a la par de efectiva: sembrar plantas antimosquitos.
Las plantas antimosquitos son aquéllas que, por el aroma que desprenden, repelen de forma natural a este tipo de insectos. Plantar caléndula, albahaca de hoja pequeña, melisa, lavanda, geranio limón, hierba gatera, citronela, margaritas o romero servirá como barrera natural para ahuyentar a estos insectos de manera ecológica y decorativa, aportando alegría al jardín.