Marcos Tur Witt trabajaba en Madrid en la década de los 90 como diseñador de interiores. En aquella época el Grupo Vips había encontrado un negocio redondo, la combinación de tienda y restaurante. Los propietarios abrían y cerraban locales constantemente. En aquella época el responsable de la decoración era Marcos Tur.
Si un local no daba el resultado esperado, «se cerraba y se tiraba todo lo que se habían empleado; la mayoría de los objetos estaban casi nuevos», relata el diseñador. Aquel «despilfarro sin sentido» le llevó a tratar de poner un poco de freno a la destrucción a través de la introducción de materiales ecológicos en sus diseños, como por ejemplo los aislamientos naturales o las pinturas de silicatos. Pero estos avances no le impidieron seguir replanteándose su misión.
El paso definitivo hacia otro tipo de trabajo llegó cuando casi por casualidad acudió a una charla de Masanobu Fukuoka, el inventor de la agricultura natural. Lo que iba a ser una asistencia a una conferencia se convirtió en una semana de aprendizaje.
«Me fascinó», asegura. Tanto que se pasó unos días con Fukuoka haciendo bolitas de arcilla con semillas dentro como solución para restaurar sistemas degradados y aprendido lo que sería su futuro.
A aquella primera incursión en el mundo de la naturaleza le siguieron más cursos y formación en lo que hoy es su pasión, la permacultura. Esta disciplina de diseño se inspira en el funcionamiento de la naturaleza. El objetivo que persigue la permacultura es ser una pieza clave para la regeneración del planeta. Tur considera que, en el siglo XXI, el diseño no puede ser solo estético, sino que debe estar comprometido con la sociedad. En los últimos años el trabajo de él y de su equipo trata de integrar al ser humano en la naturaleza, a través del diseño de espacios sostenibles y autosuficientes.
«La clave de la permacultura está en utilizar los recursos naturales de forma ecológica pero sin olvidar el beneficio económico»
Para Marcos Tur la misión de la permacultura es diseñar paisajes que perduren en el tiempo, que proporcionen alimentos orgánicos, con una gestión del agua y la energía eficientes para reducir el impacto ambiental. Además, la clave está en utilizar los recursos de forma ecológica, pero sin olvidar el beneficio económico.
La permacultura propone una revolución dulce.
Bosques productivos y ornamentales
Uno de los proyectos en los que está trabajando el equipo de Marcos Tur es el diseño de una finca de 150.000 m2 en Eivissa. Se trata del diseño de un bosque ornamental y productivo que incluye la construcción de un lago y de caminos de más de un kilómetro que permiten recoger el agua de la lluvia y almacenarla para utilizarla en el riego. También cuenta con un jardín mediterráneo y plantaciones de bosques con árboles frutales o para leña y plantas comestibles. Además, la intervención persigue el incremento de la biodiversidad con actuaciones que propicien la aparición de aves, mamíferos, abejas o mariposas.