Las escuelas y campamentos de verano ya funcionan a pleno rendimiento en Ibiza y Formentera. La mayor parte de los padres no puede permitirse coger vacaciones en temporada alta en unas islas turísticas, por lo que dejan a sus pequeños al cuidado de monitores especializados.
La Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergología y Asma Pediátrica (Seicap) advierte de que la mayor parte de campamentos de verano no tiene ningún protocolo de actuación frente a alergias infantiles. Uno de cada cuatro niños padece algún tipo de alergia en España, una cifra que cada año va en aumento. Por este motivo, los pediatras alergólogos recomiendan estar preparados para actuar en caso de que se produzca una reacción alérgica.
«Hay que conseguir concienciar a toda la sociedad y a la Administración de la importancia de favorecer un entorno seguro para estos niños. En el caso de los campamentos de verano se hace incluso imprescindible, pues pasan mucho tiempo fuera de sus casas y sin la vigilancia habitual de sus padres, al igual que en el colegio», advierte el doctor Juan Carlos Juliá, coordinador del Grupo de Trabajo de Educación Sanitaria de la Seicap.
La mayor parte de los casos de anafilaxia (reacción alérgica que puede resultar más o menos grave, según el caso) ocurre fuera de casa, por lo que «se deben tomar una serie de medidas para evitar situaciones de peligro que puedan conducir a que un menor sufra anafilaxia y que, en caso de accidente, se actúe con rapidez para salvar su vida», remarca el doctor Juliá.
En este sentido, Seicap considera imprescindible que el personal de los campamentos y escuelas de verano esté formado en la atención y el manejo de casos de anafilaxia, conocer los síntomas y saber administrar el tratamiento de rescate: los autoinyectores de adrenalina. «Es recomendable que los botiquines de los propios campamentos cuenten con al menos dos», destaca el doctor, al margen de que los niños con riesgo de anafilaxia puedan llevar autoinyectores en sus mochilas.
Consejos para un verano seguro
El Grupo de Trabajo de Educación Sanitaria recomienda una serie de medidas para convertir los campamentos de verano en entornos seguros para niños con problemas alérgicos. En primer lugar, «debe asignarse una persona responsable de la atención de los niños con alergia o asma» que sepa cómo actuar en caso de reacción, afirman desde la Seicap. Este responsable deberá poseer una copia del informe del diagnóstico y del tratamiento elaborado por el especialista pediátrico del niño.
Recibir formación por parte de personal sanitario es otro de los puntos imprescindibles, en concreto el personal de comedor, que debe estar informado de las alergias alimentarias más comunes y de las que padecen los niños que participan en las escuelas de verano.
«El responsable deberá custodiar la medicación, inhaladores o adrenalina autoinyectable en un lugar seguro pero accesible en caso de emergencia. Asimismo, tendrá que saber administrarla en el caso de que sea necesario y urgente», apuntan, y recomiendan no dudar en administrar la medicación correspondiente aun cuando el padre o tutor legal del menor no pueda ser contactado.
En caso de reacción alérgica…
Si se produce una reacción alérgica, es muy importante no dejar al menor solo ni un instante. Por supuesto, hay que llamar a urgencias y comunicar la reacción alérgica. Las personas responsables deben aplicar la medicación, ya que puede ser vital, pero tras hacerlo, siempre hay que llevar al menor a un centro médico.
«El campamento deberá tener inmunidad frente a acusaciones judiciales por las consecuencias de administrar la medicación de urgencia o rescate», indican desde la Seicap, que recomienda una administración precoz de adrenalina ante los síntomas más comunes para evitar la progresión a una reacción grave.
Los síntomas más comunes
-Picazón o leve sarpullido en la boca y labios.
-Urticaria, ronchas o picor de extremidades u otra zona del cuerpo.
-Enrojecimiento y lagrimeo de los ojos.
-Estornudos repetitivos, picor nasal y moqueo abundante.
Los síntomas más graves
-Ronquera, garganta cerrada, tos repetitiva e hinchazón en lengua, parpados, labios u orejas.
-Respiración entrecortada, agotamiento, piel o labios azulados.
-Pulso débil, presión arterial baja, desvanecimiento y palidez.