Casarse en las Pitiusas es más que una buena opción. Al menos así lo reflejan las cifras de casamientos que se registran en Ibiza y Formentera en los últimos años en comparación con las de Balears y, sobre todo, con las del resto de España. Así, mientras que en España la cifra de matrimonios ha descendido un 11% en el periodo 2009-2013, al contabilizarse 20. 703 enlaces menos, en las Pitiüses se ha producido un aumento del 24% al pasar de los 414 de 2009 a los 546 de 2013, último año del que se tienen datos oficiales. El descenso que se produce en la totalidad del Estado no es tan acentuado en Baleas, donde tan solo se han perdido 80 matrimonios en los últimos cinco años. En comparación con las islas de Mallorca y Menorca, las Pitiüses son las únicas que reflejan un incremento, aunque el descenso en las otras islas proporcionalmente no es tan pronunciado como en el resto del Estado.
Los datos reflejan igualmente que con la llegada de la crisis económica se produjo un descenso importante en el número de enlaces en España y también en las Pitiüses, porque en 2002 y en 2003 hubo 488 y 460, respectivamente, y estos cayeron hasta los 439 en 2010 a pesar del aumento poblacional que se había registrado en Ibiza y Formentera. Según las estimaciones publicadas por la Federación de Usuarios Consumidores Independientes (FUCI), el coste medio de una boda en 2013 en España se situaba en unos 12.590 euros, así que no es de extrañar que se hubieran aparcado las pretensiones de matrimonio.
En cuanto al tipo de celebraciones, en los últimos años se ha producido un vuelco en favor de los enlaces civiles. Así, si en 2003 más de la mitad de los matrimonios que se formalizaron en Ibiza eran católicos (236 frente a 224 civiles), diez años más tarde los enlaces civiles no solo han desbancado a los católicos, sino que los cuadruplican (442 civiles frente a 104 católicos). Esta reversión se ha ido experimentado poco y ya desde 2008 los enlaces civiles primaban sobre los católicos (261 por lo civil frente a 179 por la religión católica).
Matrimonio homosexual
Otro hecho que también ha animado en lo últimos tiempos el registro civil fue la legalización del matrimonio homosexual en el año 2005 durante el gobierno del socialista José Luis Rodríguez Zapatero. En Ibiza y Formentera la cifra es más o menos estable. En 2005, solo se contabilizan cinco meses desde la entrada en vigor de la ley, se produjeron ocho enlaces entre parejas del mismo sexo (tres entre mujeres y cinco entre hombres). En 2013 la cifra se situó en 22 enlaces, curiosamente los mismos dígitos que en 2009 y 2010 y con igual prevalencia de matrimonios entre varones sobre mujeres.
Un destino ideal
Las cifras tan positivas no son fruto de la casualidad. Las Pitiüses son un destino privilegiado para contraer un enlace por su entorno, por su clima y por su localización geográfica, muy próximas a muchas capitales europeas; pero lo son también por la profesionalidad con la que el sector está trabajando en este campo. La promoción tanto pública como privada y el trabajo de hoteleros, restauradores, diseñadores y empresas relacionadas con este negocio han dado como resultado que Ibiza y Formentera se hayan convertido en un icono en el mercado nupcial internacional. Las bodas y los eventos son un reclamo muy importante que hay que cuidar y potenciar.
Bodas en remojo, rupturas exprés y consuegros a puñetazos
La sed del novio y sus ganas de tomarse una cerveza en un bar nada más finalizar la ceremonia civil en el Ayuntamiento de Ibiza acarreó la primera y última crisis de aquel matrimonio. La novia insistía en que se bebiera esa caña en el restaurante donde esperaban los invitados, pero el impaciente novio se empeñaba en tomársela enseguida. No hubo acuerdo y tras una aireada discusión en la puerta del Consistorio, los novios optaron por caminos opuestos para bajar de Dalt Vila: él, por la calle en la que había un bar abierto; y ella, por la de sa Carrossa. Así, tras el fin de semana, el lunes a primera hora el novio, malhumorado y exaltado, se presentó en las oficinas municipales con la intención de hacer añicos el acta matrimonial y dar por zanjado su enlace civil. Esta es una de las numerosísimas anécdotas que recuerdan funcionarios del Ayuntamiento de Ibiza, que en los últimos años han presenciado multitud de enlaces, a veces divertidos y otras no tanto. Como aquel en el que los consuegros acabaron a puñetazos porque los padres de ella no querían que se casara, objetivo que no consiguieron; o la de aquella novia que desconsolada esperó durante una hora a un novio que nunca apareció, que fingió primero a través de un amigo haber sufrido un accidente y que luego a través del mismo cómplice y ante las preguntas del oficiante confesó que no se presentaría.
‘Agustinet’ consuela al novio
De muchos de estos enlaces han sido testigos concejales y alcaldes de los consistorios ibicencos. Por ejemplo, el alcalde de Sant Josep, Josep Marí Ribas Agustinet, recuerda que en una ocasión tuvo que consolar a un derrumbado novio porque una tormenta había truncado la fiesta que con tanto mimo se había preparado en un jardín lleno de globos y motivos florales y que finalmente hubo que improvisar en el interior del restaurante. El alcalde y la novia tuvieron que calmar al novio, que se puso de los nervios y lloraba amargamente.
El tiempo y la falta de previsión también juegan malas pasadas, sobre todo cuando lo que se busca es una ceremonia al aire libre, en la playa con el mar como idílico telón de fondo y se elige Platja d’en Bossa al atardecer en pleno mes de agosto. Aquel feliz enlace que ofició el concejal Ángel Guerrero fue un poco accidentado: primero, porque contrayentes e invitados acabaron con el agua por los tobillos debido a la inevitable subida de la marea; y segundo porque en esa época y en esa zona los aviones pasan cada cinco minutos a escasos metros de altura, hecho que obligaba a interrumpir repetidamente la ceremonia. También los hay más arriesgados, como los submarinistas que pretendían que un concejal de Vila se sumergiera con ellos para casarlos en el fondo del mar, pretensión que no lograron.
Entre los concejales hay auténticos ‘profesionales’, como el concejal de Vila Agustín Perea que este verano en un solo día casó a cinco parejas.