La perfecta combinación del clima, el paisaje, la moda, la oferta hotelera y la gastronomía hacen de Ibiza y Formentera un destino cabecero en el mercado nupcial internacional.
Pero a pesar de contar con un escenario natural privilegiado, el camino hasta llegar a ser considerado como uno de los lugares ideales del planeta para casarse, escogido tanto por personas famosas como anónimas, no ha sido sencillo y su éxito se basa principalmente en dos factores: el incremento en los últimos años de una oferta de calidad para abarcar la demanda de este sector y en la promoción realizada tanto desde las empresas como de las instituciones en potenciar las marcas Ibiza y Formentera. Por ejemplo, hoy en día,
prácticamente todos los hoteles, restaurantes o establecimientos de categoría ofrecen entre sus servicios la organización de bodas y celebraciones, y además lo hacen con profesionales contrastados, los llamados wedding planners, que se ocupan prácticamente de todos los servicios para mayor comodidad de los clientes. También son muchas las empresas dedicadas a la decoración, diseño, organización de eventos, alquiler de vehículos, catering, etc. que han aumentado su oferta de servicios exclusivos dedicados a este tipo de eventos y eso ha repercutido en la calidad.
Es difícil obtener una estadística precisa sobre esta industria en las Pitiusas, ya que muchos turistas viajan por libre, usan distintos alojamientos, no todos los enlaces son iguales (la mayoría son fiestas particulares) y las nacionalidades son muy dispares, pero, según expertos consultados, hay establecimientos que llegan a organizar 40 bodas anuales solo en los meses de mayo, junio y septiembre.
Al tratarse de un destino al que no es fácil desplazarse, lo normal es que las bodas también tengan un número más limitado de invitados. «Más o menos, pueden ser de una media de 70 a 90 personas, porque además los novios se sienten más cómodos con este tipo de ceremonias que si son de 200», señala Kristiina Pylkäs, experta wedding planner de Ibiza que organiza una media de veinte enlaces al año, además de otros eventos. De similar opinión es Karina Gillibrand, propietaria del hotel Gecko de Formentera, donde este año organizará alrededor de 35 enlaces. «Los novios son conscientes del esfuerzo que tienen que hacer los invitados para desplazarse a su boda, así que una de sus principales preocupaciones es que éstos estén cómodos y se lo pasen bien», señala Gillibrand.
Además, lo normal es que una boda de gente que viene de fuera no se limite solo al día del enlace. «Igual son viajes que suelen durar cuatro días y además del día de la boda, otro día se organiza una comida en el campo o una excursión por la isla y no tiene porqué celebrarse un sábado o un domingo», apunta Pylkäs, que precisamente esta semana ha organizado una boda en lunes.
Sobre las tendencias en cuanto al vestuario y la decoración, las bodas en Ibiza no tienen muchos secretos, salvo alguna que otra extravagancia que siempre hay: blanco y más blanco. La esencia cromática de Ibiza es el blanco y en las prendas de vestir es la moda Adlib, así que lo habitual y lo más sencillo, es una boda donde el blanco sea el protagonista principal. A la hora de decantarse por el blanco, también son muchos los gustos y las variedades, pero si se trata de un producto de Ibiza y Formentera la calidad estará asegurada.