Una edición más, y ya van 10, Viniterraneus volvió a cumplir con su cometido. El showroom de vino que organiza Enotecum, con más trayectoria de la isla y uno de los más prestigiosos de España, reunió a 2.600 personas durante la tarde noche del jueves en la carpa del recinto ferial. Allí estuvieron sobre todo profesionales de la restauración y hostelería local, que pudieron conocer en primera persona a bodegueros y representantes además de catar cerca de 800 vinos pertenecientes a 150 bodegas nacionales e internacionales.
Diez ediciones en crecimiento
Viniterraneus es ante todo un paseo por el mundo del vino en el que hoy en día es muy importante conocer a la persona que hay detrás del producto. “De eso se trata”, señalaba ayer por la tarde el impulsor de esta iniciativa, Javier Escandell, mientras atendía y saludaba a unos y otros. “En estas diez ediciones hemos ido creciendo a medida que lo hacía la cultura del vino en la isla. El primer año no teníamos muy claro cuál sería el resultado, y fue un éxito; con los años se ha evolucionado, ahora viene gente con más conocimiento y formación, antes lo hacían más aficionados”, apuntaba.
De hecho, la tendencia se ha invertido, y ahora el 80% de los asistentes a este encuentro son profesionales de la hostelería y restauración.
Grandes y pequeñas bodegas en Viniterraneus
Viniterraneus es un escaparate personalizado del mundo del vino donde conviven grandes y pequeñas bodegas y nuevos proyectos, como el de David Seijas, sommelier de El Bulli, que presentó su “juguete”, como él lo llama: Gallina de Piel Wines. Se trata de un proyecto personal, de dos vinos, un tinto de L’Empordà y un blanco de Ribeiro que son un homenaje a sus raíces. Seijas, que ha participado en varios talleres organizados por Enotecum, alabó la iniciativa de Viniterraneus y se mostraba expectante ante su primera experiencia como productor en esta cita. “Veremos cómo me funciona y si vendo mucho”, señalaba entre risas Seijas, un apasionado y toda una institución en el mundo del vino.