La empresa saludable, una realidad

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Redacción
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Redactor en Diario de Ibiza

Iván García
Barcelona

Durante años, el ‘cortoplacismo resultadista’ ha formado parte de los planes estratégicos empresariales. Organizaciones implantadas en un sector muy concreto, con un target de mercado consolidado.

Cumplir la ley era la máxima concesión a la que, en el ámbito de bienestar laboral, se podía aspirar. Hablar del concepto de empresa saludable era una utopía, solo al alcance de líderes visionarios incomprendidos, que hacían de una nueva manera de liderazgo y de la responsabilidad social corporativa su bandera. Cualquier novedad era vista como una afrenta a un estilo, que funcionaba sin más.

Un período de recesión obliga a nuevas percepciones. En un mundo voluble, globalizado y diverso, cada vez más organizaciones llegan a la conclusión de que la supervivencia futura posiblemente dependa del cambio presente. Las empresas se creen su papel de transformadores sociales. Ya no sirve con ser buenos, hay que marcar la diferencia. No sirve con atraer, hay que ser irresistibles. Esa organización donde todo el mundo quiere trabajar, donde las personas están en el centro de la misma y son los principales embajadores de la marca. Recordemos que nadie se implica realmente en algo que no ha decidido o de lo que no se siente partícipe.

las empresas se creen su papel de transformador social: no sirve con ser buenos, hay que marcar la diferencia

Por fin la misión y la visión están alineadas con los valores empresariales, sin constituir solamente una estrategia de marketing. Hemos pasado de la prevención porque no queremos tener problemas a la promoción de la salud porque queremos cuidarte. Una manera proactiva de actuar, con proyectos bien estructurados, con objetivos medibles, con políticas sostenibles, con resultados económicos y emocionales demostrables, que van ambos directamente a la cuenta de resultados de la organización.

Promover hábitos saludables

Estudios actuales certifican que un 65% de la jornada diaria la pasamos en el trabajo, un 25% en casa (entre dormir y las ocupaciones familiares) y en la proporción que resta, aproximadamente un 10%, es donde continuamente recibimos mensajes de: adelgaza, haz deporte, no fumes… Parece misión imposible el poder cuidarse, ¿verdad?

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Cada problema que se detecte tiene que convertirse en un reto a superar.

Queda claro entonces el papel fundamental que las empresas tienen como agentes de salud, como promotores de hábitos saludables de sus trabajadores y trabajadoras. Muchas veces se utiliza como excusa la percepción de que estas actuaciones son únicamente para empresas multinacionales o macroempresas con presupuestos enormes, pero no es cierto, en nuestro día a día como consultoría externa de salud vemos organizaciones comprometidas que adaptan sus acciones a sus posibilidades.

el 62% de los encuestados prefieren tener menor salario y mayor felicidad laboral

Lo verdaderamente importante es creer que otra manera de gestionar es posible. Olvidemos el miedo a esas encuestas de clima o esas evaluaciones psicosociales, donde la mayor preocupación es que no existan opiniones negativas, que distorsionen una imagen preestablecida de perfección organizacional aparente. Esa obsesión por una comunicación externa de producto final trabajadísima y una comunicación interna humana inexistente o limitada.

Una queja o un problema que se detecte, es una oportunidad de cambio, un reto. Lo que se acepta siempre se transforma, lo que se resiste persiste. ¿Dificultades en el camino? Por supuesto.

Hay multitud de opciones para implantar: mindfulness, nutrición emocional, talleres para dejar de fumar, workshops de gestión del estrés, coaching de salud… Todas están enmarcadas dentro de la empresa saludable, pero no por sí solas, deben tener un sentido, un fin establecido y sobre todo impactar, crear experiencias emocionantes que perduren en el ADN de la organización.

Últimamente unas encuestas sobre las claves de la felicidad laboral establecían que el 62,7% de los encuestados prefieren tener menor salario y mayor felicidad laboral. Motivo suficiente entonces para cuidar del PIH (Producto interior humano) de las empresas, es el que realmente resiste las fluctuaciones del mercado y crea organizaciones resilientes.
¿Aún crees que la empresa saludable no es una realidad?

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