Navidad. Casas que se transforman en hogares más que en ninguna otra época del año. Salones decorados con guirnaldas, árboles y demás adornos rescatados para dar vida al espíritu navideño. Cocinas que huelen a recetas de siempre, pero que solo se cocinan una vez al año. Neveras repletas de las mejores piezas de carne, de esos langostinos que tanto ha costado conseguir y de esos entrantes que la abuela ha comprado por si alguien se queda con hambre.
Calles que se llenan de color, alumbradas por las luces y los mercados navideños. Niños que, con su dulce inocencia, piden a sus queridos Reyes Magos que les traigan toda esa larga lista de deseos por los que han demostrado ser tan buenos a lo largo del año. Y padres y madres que luchan por alargar esa inocencia al menos otro año más.
La Navidad es todo eso, pero ¿siempre ha sido así en nuestro país, o la globalización ha hecho que adquiramos costumbres internacionales? Sabemos que Papá Noel no es español y que la doble T de panettone, el clásico bizcocho italiano, no es un error gramatical pero, ¿qué otras costumbres llevamos años celebrando y no tienen origen español?
LAS RECETAS TRADICIONALES DEJAN HUECO A ALTERNATIVAS DE OTROS PAÍSES
Si miramos nuestras neveras, observaremos que muchos de los entrantes tienen claras influencias de nuestro país vecino, Francia. Foie, quesos y salmón ahumado son algunos de los entrantes que llevan años compartiendo mesa con langostinos y jamón.
El plato principal sigue siendo, en función de la región, el pavo relleno, los asados castellanos, el marisco o el pescado; y el postre también conserva su tradición española con turrones, mantecados, polvorones y mazapanes, pero tienen un nuevo rival: el panettone. Desde hace ya unos años, este tradicional bizcocho italiano se ha vuelto popular entre las sobremesas de nuestro país siendo uno de los atractivos principales en los lineales de los supermercados.
Pero las recetas no son lo único que hemos modificado en nuestras mesas, ya que tradicionalmente la cena de Nochebuena finalizaba para dar paso a la Misa del Gallo, a las 12, pero a medida que pasan los años, la hora de la cena es cada vez más tardía.
Más allá de nuestras mesas, con el paso del tiempo hemos adquirido tradiciones con claras tendencias europeas, como el envío de tarjetas navideñas o el múerdago, cuya tradición se remonta al siglo XVIII, cuando una chica joven ubicada debajo de la rama de esta planta no podía rechazar el beso del chico que se le acercase. Ese beso tenía como significado un romance profundo o una larga amistad. Hoy en día el muérdago es un adorno más en nuestras mesas y rincones de la casa. Tanto el muérdago como las tarjetas son tradiciones de origen británico pero llevan muchos años en nuestra lista de compras navideñas.
Otro claro ejemplo es el calendario de adviento, la manera más dulce de dar la bienvenida al mes de diciembre y de llevar mejor que nadie la cuenta atrás hasta Navidad. Su origen es alemán. Un ciudadano de Munich comercializó por primera vez en 1930 un calendario con estampas. Más adelante, en 1958, se llenaron sus casillas con chocolatinas. Hoy en día, las marcas luchan por vender el calendario más original, sorprendiéndonos, por ejemplo, con artículos de belleza en su interior. También existen tutoriales para crear nuestro propio calendario de adviento en casa.
hay muchas tradiciones que no tienen origen en nuestro país
Una de las tradiciones más típicas de la Navidad es el Belén. Tiene su origen en la Edad Media y representa a Jesús, María y José en un pesebre, o según otras tradiciones, en un establo, granero o cueva, donde nació el niño Jesús. Con el paso del tiempo, hemos añadido al Belén más figuras como los Dos Compinches, de origen napolitano, considerados la personificación de Carnaval y la Muerte; la Castañera, de Madrid, que representa la figura de una mujer anciana que asa castañas en una estufa; o el Caganer, o Cagón, la figura más simbólica de Cataluña.
Quizás, como el pavo que comemos en Navidad no existe nada pero, ¿y si nos enterásemos de que esa receta tan tradicional, en casa ya no se prepara con vino de Jerez sino con sake, el tradicional licor de arroz nipón que los primos trajeron de su último viaje a Japón? Está claro que nadie nos hará olvidar de dónde venimos, pero la globalización elimina las fronteras y reduce las distancias entre países logrando una mezcla de culturas que dan paso a nuevas costumbres y recetas. Es sin duda, un claro ejemplo de evolución.
¿Sabías que los Reyes Magos y Papá Noel tienen rival en nuestro país?
La Navidad es una época mágica para los más pequeños de la casa, quienes redactan largas listas de deseos para sus queridos Reyes Magos. Con una clara tendencia norteamericana, los Reyes Magos han sido sustituidos en algunos hogares españoles por el personaje más representativo de la Navidad: Papá Noel. Pero hay más, ya que en algunas regiones de nuestro país, existen otros personajes navideños con muchísima historia. Es el caso del Olentzero, un personaje mitológico navarro que desfila todos los 24 de diciembre por las localidades navarras y vascas. Es conocido como el gigante mítico de las montañas, el castigador temible o el anunciador del solsticio de invierno. En Cataluña existe el Caga Tió, un tronco de tradición pagana que, en sus orígenes, tras la cena de Nochebuena y antes de acudir a la Misa del Gallo, la familia se colocaba a su alrededor y le golpeaba con un bastón mientras le cantaba un villancico. Debajo de la manta que tapaba el Tió aparecían pequeños regalos como dulces, barquillos o turrón. Hoy en día, tiene un sentido mucho más materialista y el Caga Tió ofrece los regalos de Navidad. El Esteru, de origen cántabro, es otro personaje mitológico, un leñador bonachón que representa la bondad, se dedica a cortar leña todo el año, salvo los días de Navidad cuando fabrica y ofrece los regalos en Navidad. Goza de gran popularidad en su región y aparece todos los años en su Cabalgata de Reyes desde finales del siglo XX. En Galicia existe el Apalpador o Pandigueiro, una figura mítica de las montañas del oriente gallego que, según la tradición, bajaba a los valles para palpar la barriga de los niños y dejarles castañas en caso que estuvieran muy flacos. En Asturias, el Angulero es un pescador de angulas que viste de amarillo y en Nochebuena reparte regalos a los niños.