Agua, lúpulo, levadura y malta de cebada. Parece una pócima secreta, pero no. Se trata ni más ni menos que de los ingredientes básicos que componen una cerveza común. Más allá de las variantes que llevan el doble de malta, utilizan malta tostada o trigo, toda cerveza está compuesta de estos ingredientes. Ahora, la cerveza artesana quiere reinvidicarlos para huir de las producciones industriales.
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Los cambios de hábitos de consumo, junto a un mayor interés por conocer el origen de los alimentos y la facilidad por conseguir esta información, han obligado al mercado a cambiar la producción y así satisfacer a un consumidor que quiere etiquetas claras y fáciles de entender. En ese aspecto, la artesanía vuelve con más fuerza que nunca y gana terreno a la producción industrial en muchos campos del sector del Gran Consumo y, en concreto, en la cerveza.
El proceso de producción de la cerveza artesanal
La cerveza artesana consiste en una producción de cerveza que utiliza los métodos originales y artesanales muy lejos de los actuales industriales. El primer paso es el malteado, cuando se escogen las maltas para otorgar un tipo de sabor u otro a la cerveza. Una vez se escogen las maltas, deben triturarse sin llegar a la textura de la harina. Este proceso se llama molturado. Tras triturarlas, se maceran con agua a 65-70ºC durante 90 minutos. De ahí se obtiene un mosto de cerveza que debe filtrarse para separarlo del cereal.
A continuación se hierve el mosto durante 60 minutos y se van agregando los lúpulos. Pasados los 60 minutos, se enfría, filtra de nuevo y se fermenta, donde se consumen parte de los azúcares y se producen alcohol y dióxido de carbono. Antes de consumirla, ha de madurar en frío, para estabilizar sabores y aromas.
Cada cerveza artesana es única
Lo más bonito de la cerveza artesana es que, a pesar de tener un proceso común y unos pasos prácticamente estandarizados, los matices y los detalles de cada productor hacen diferente y única cada cerveza.
La cerveza artesana, una tendencia
La moda de la cerveza artesana llegó hace más de diez años y desde entonces los lineales de los supermercados, las tiendas de comercio de proximidad y los bares alternativos se han llenado de cervezas artesanas, todas muy diferentes, pero con un elemento en común, la importancia de los ingredientes naturales. Ahora mismo, hay una prueba que muestra como el mercado va madurando poco a poco y es que las productoras artesanales están forjando alianzas con las grandes empresas del sector.
La cerveza artesana, un producto local
Aún así, los productores que quieren seguir con su método de fabricación independientemente del estado y el momento del mercado, ofrecen en su entorno local su cerveza artesana y además con otro valor añadido, se produce cerca de donde se consume.
Cerveza artesana en casa
Más allá de las pequeñas productoras, la globalización y la evolución de las empresas de logística han hecho posible que cualquier persona pueda adquirir los materiales e ingredientes para poder lanzarse a la moda de la cerveza artesana y producir su propia cerveza. No habrá mejor anfitrión que el ofrezca a sus invitados una cerveza elaborada él mismo.
Cerveza artesana en Ibiza
Los amantes de la cerveza artesana y también a quienes les preocupa el origen y la composición de los alimentos están de enhorabuena, porque en la isla existen pequeñas productoras que apuestan por los orígenes y la importancia de los ingredientes naturales para elaborar cerveza artesana.