Cada hogar y familia es un mundo. Trucos, rutinas y maneras de hacer que por muchos consejos que se reciban son difíciles de modificar . A pesar de ello, la necesidad por cambiar radicalmente las costumbres para dejar de dañar el planeta gana cada vez más adeptos.
¿Quién recicla?
Este perfil no únicamente adopta nuevos comportamientos sino que a la vez también ha aprendido a ser un altavoz del movimiento verde; y las redes sociales son la plataforma más rápida y sencilla de comunicar su manera de actuar.
Muchos pensarán que este perfil está representado por colectivos y asociaciones medioambientales, pero la suerte es que cada vez son más personas las que se unen, sin formar parte de ningún colectivo, a un movimiento verde para cuidar el entorno.
Personas que separan los residuos en su casa o que deciden dejar el coche en casa para hacer esos trayectos cortos a pie o en bicicleta, pero también aquellas personas que quedan con sus amigos para ir en un único coche o llevan una bolsa de supermercado en la mochila para reutilizarla en caso de tener que ir al supermercado.
Cada gesto cuenta
La palabra mágica en este aspecto es gesto. El popular dicho de «aportar un granito de arena» se convierte en esencial para que los pequeños gestos de cada uno cambien el comportamiento de toda una sociedad.
Hay gestos más o menos laboriosos y otros que incluso nadie pensaba que fuesen tan positivos para el medio ambiente, pero para el cuidado del planeta todo cuenta.
Más allá de reutilizar las bolsas del supermercado para otras compras, hay otros trucos durante la compra como, por ejemplo, comprar a granel llevando botes de casa, comprar el agua en garrafas de cinco u ocho litros. Estos gestos reducen la cantidad de plástico en cada compra.
Cómo reciclar en casa
Una vez en casa, la cocina es el centro de reciclaje, pero también donde más residuos se generan. Los botes de cristal tienen una segunda vida para almacenar frutos secos, caldos y cremas caseras, legumbres secas o arroz. El poso del café o del té también tiene una segunda vida como abono para las plantas. En el caso de la manzanilla, es ideal para las ojeras. Bastará con congelar las bolsas de infusión y aplicarlas bajo los ojos durante diez minutos.
El tique de la compra acaba en bolsillos, fondos de mochilas, en el coche, o lo peor, en el suelo. Estos trozos de papel también tienen una segunda vida como pequeñas notas al lado del teléfono o en la cartera para apuntar en cualquier momento.
Cocinar con conciencia
Mientras se prepara la comida también se puede tener en cuenta el medio ambiente. Por ejemplo, cuando se utiliza el horno para cocinar carne o pescado, puede aprovecharse para llenar la otra bandeja con verduras y hortalizas. Es una manera muy sana de cocinarlas y a la vez de aprovechar el calor del horno.
Otro gesto está relacionado con la gestión del aceite residual. En la mayoría de los supermercados venden un producto para solidificar el aceite y en los centros de reciclaje hay un contenedor específico para el aceite usado. Lo importante es no tirar, bajo ningún concepto, el aceite usado por las tuberías, ya que, además de dañar las tuberías, empeoran la calidad del agua.
Para quienes suelen comprar en locales de comida para llevar, es importante llevarse el envase de casa.
Fuera de la cocina, también hay pequeños gestos que, más allá de contribuir a un cuidado del entorno, facilitarán las tareas del hogar y aportarán mejor calidad de vida. Un ejemplo es el de aprovechar el vaho generado tras la ducha para limpiar el espejo y los cristales del baño.
En Ibiza, el problema de la humedad es muy importante, por lo que, para ahorrar energía y conseguir una temperatura cálida en el hogar, hay que ventilar todas las mañanas con las ventanas abiertas durante un mínimo de 10 minutos y luego cerrar las puertas para calentar las estancias principales más rápidamente.