Esta es la pregunta del millón a la que todas las empresas del sector turístico buscan responder. Los Millenials, generación que se hizo adulta con el cambio de milenio, son los consumidores del presente y del futuro. Estos nativos digitales, se organizan sus viajes, escapadas y hasta salidas de fiesta a través de Internet. Buscan acción en sus viajes, exclusividad, emociones y detalles únicos pero eso sí, al mejor precio. A un Millenial lo que le interesa es conseguir a toda costa pagar menos por lo mismo y sabe que a través de los comparadores digitales lo acabarán consiguiendo. Por eso, aunque muchos reservan sus viajes con antelación, muchos otros esperan al last minute para hacerlo. Algo impensable para nuestros padres los Baby boomers. Aunque por los pelos, soy Millenial de nacimiento (1981) y siempre me he sentido muy identificada con mi generación.
«Tienen la imperiosa necesidad de experimentar vivir como los autóctonos de su destino elegido»
Lo que a tantos preocupa a otros nos ocupa y mientras muchos sectores se rompen los sesos para conseguir satisfacernos otros vuelven a nacer y se reinventan. Eso es lo que buscamos. Nos gustan las tradiciones, la comida típica y la cultura de los lugares que visitamos pero si no nos dicen cómo llegar a ellos online, no llegaremos nunca. Nos gusta la aventura, la naturaleza y el deporte de riesgo, pero sin una aplicación o página web donde encontremos opiniones de otros usuarios que ya lo han probado no nos sentirmos seguros de que realmente merezca la pena. Cuando viajamos tenemos la imperiosa necesidad de vivir como «locales», salirnos de la ruta turística y experimentar cómo sería nuestra vida si viviéramos en ese destino. Por eso apreciamos y mucho, los comentarios de otros viajeros en las redes sociales que hablen de la hospitalidad y amabilidad de los autóctonos. No tenemos necesidad de viajar en grupo, ni con nuestras familias, también nos gusta viajar solos y encontrarnos con nosotros mismos en escenarios diferentes por lo que la seguridad de nuestros destinos es de vital importancia. Somos fáciles al trato pero no de complacer. Exigentes, aventureros, cultos, preparados, ahorradores, expectantes y con muchas ganas de conocer el mundo en el que vivimos.