Garantía y calidad es lo que nos falta

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Jimena L. Ansótegui
Jimena L. Ansótegui
Periodista. Directora comercial de Diario de Ibiza

Hasta hace unos años lo que más me hacía confiar en la calidad de un producto era su marca. Si se anunciaba en la televisión y en los periódicos era bueno. Nunca se me ocurría pensar en su procedencia y mucho menos en su composición. Si en el envase ponía que era gel de rosa mosqueta, pues ya era feliz. Si olía bien y encima hacía mucha espuma pues mejor que mejor. Sin embargo, de un tiempo a esta parte cuanto más grande sea el anuncio de su principio activo y más espumoso y oloroso sea el gel, menos seguro me parece.

Ahora con toda la información que me llega y que por otro lado me gusta consumir, sé que un gel con parabenos, que son conservantes usados a menudo en cosmética y con Lauril Sulfato de Sodio, no entra en mi carro de la compra. Mientras los parabenos están en la lista negra de productos tóxicos y posibles causantes de un mal llamado cáncer, el Lauril Sulfato de Sodio, que es lo que hace que salga tanta espuma de un gel, hace que el resto de productos que le acompañan en la composición penetren con más profundidad en nuestra piel.

«¿Por qué Van a preocuparse de la seguridad de sus productos en el tercer mundo?»

Claro que, como esta hay otras cien mil combinaciones tachadas de peligrosas. Se complica hacer la compra pues ya no son solo los pesticidas de las frutas y verduras sino también los químicos utilizados en los tejidos sintéticos, la cosmética, la conservación de carnes, pescados y mariscos… y un largo etcétera que hace mucho más comprensible el aumento de las enfermedades relacionadas con la alteración hormonal y celular de nuestro organismo. Después de leer cualquier etiqueta y pensar un poco sobre cómo y dónde está producido nos damos cuenta de que aunque parezca un producto seguro, muchas veces no es así.

Los países tercermundistas, donde se producen muchos de los productos que consumimos, no tienen fama precisamente de preocuparse por la seguridad ni el bienestar de sus trabajadores. ¿Por qué iban a preocuparse de la seguridad de sus productos? Esta es una pregunta que cada día retumba en la cabeza de más personas. Hoy no es suficiente tener el mejor anuncio ni el más grande. Hoy el consumidor ha de exigir garantía de calidad y seguridad para él y para su planeta.

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