Cada vez me hace más ilusión recibir una postal navideña. Da igual que sea de un cliente y no de un familiar lejano al que nunca veo. Me gusta. La siento cercana y cálida. Si, además, está escrita a mano, me hace sentir mucho más importante para esa persona. El papel entre mis manos, la tinta marcada en una parte más que en otra, la simple personalización de la misma con un pequeño dibujo o sonrisa a boli, la hacen única e irrepetible.
De todas maneras, también creo que puede llegar a ser exclusiva la felicitación digital y los vídeos a modo de corto que cada vez están más extendidos en estas fechas. De hecho, no pretendo engañar a nadie, yo soy de esas. Cada año produzco una fotografía o un vídeo para Navidad. Me gusta juntar a mi familia y disfrazarlos. A veces lo hago con Photoshop y a veces con producción real. Me resulta divertido y emocionante hacerlo. Supongo que renace sentimientos infantiles y nostálgicos.
«La emoción de la tinta sobre una postal navideña la hemos cambiado por el sonido de un mensaje nuevo en nuestro móvil»
De la misma manera que antes uno se pasaba horas escribiendo postales, ahora muchos nos las pasamos bajando aplicaciones de Navidad, diseñando y personalizando fotografías o elfos. El tiempo que le dedicamos no importa. La satisfacción de compartilo después es tan grande que no tiene precio. Mañana y pasado nuestros smartphones se llenarán de postales virtuales, de vídeos familiares y sonidos de panderetas y zambombas.
En Nochebuena y en Navidad los teléfonos se apoderan de nuestros familiares y de nosotros mismos que, con gran ilusión, miramos a una pantalla luminosa y a través de ella volvemos a sentir a nuestra amiga en el extranjero, a nuestros hermanos que están lejos, a primos y tíos en la península o a miles de kilómetros que nos alegran el corazón. Hay permiso estos días para comer con el móvil cerca, para dedicarle más tiempo de lo normal a la pequeña pantalla de nuestros teléfonos y para gastar los datos antes de que se acabe el mes.
La emoción de la tinta sobre una postal navideña la hemos cambiado por el sonido de un mensaje nuevo en nuestros dispositivos. En realidad, no importa la forma que tenga la ilusión lo realmente importante es que sigamos sintiéndola.