Nunca tendrás la vida que quieres, hasta que no ames la vida que tienes», me dijo en una ocasión un profesor. La popularidad y los ídolos han existido siempre entre los diferentes círculos sociales. Estaba el guaperas de la clase, la mamá sexy del parque, la chica mona de la oficina, el musculitos del gimnasio, el cantante rompecorazones y un largo etcétera que todos más o menos conocemos. Pero no es tan largo ni tan popular como los actuales influencers y las nuevas ‘It girls’.
En Internet encontramos hoy todo tipo de ‘modelos de vida a seguir’. Son personas que intentan ganarse la vida de una forma muy atractiva, contando lo que es, supuestamente, su día a día. Personalmente sigo en sus perfiles sociales a varias mujeres y también a algún hombre de más o menos mi edad con los que comparto algún tipo de afinidad. Soy consciente de que lo que muestran no es del todo realidad, sin embargo, a pesar de serlo, no puedo evitar dejar que me influya. No hace mucho que me he ‘aficionado’ a este nuevo juego y ya lo empiezo a encontrar peligroso.
Peligroso desde el momento en el que un día gris para mí me conecto y veo las fotos de una mamá divina en su casa color pastel, rodeada de su familia perfecta, con su modelito ideal y su plato de comida sana y me hace sentir miserable, pues en ese momento yo ni me siento una diosa, ni veo mi alrededor de color de rosa. Me doy cuenta de que este es un juego muy arriesgado para la salud mental, cuyo enunciado podría ser ‘A ver quién es más feliz’.
«Es un juego arriesgado para salud mental. En un adolescente puede resultar muy frustrante».
En una persona madura, esto puede gustar más o menos porque tal y como yo acabo de hacer, reconoce que no es real todo lo que se muestra en las pantallas. En un adolescente con ansias de comerse el mundo, puede resultar muy frustrante ya que a pesar de que todos hemos crecido mirando a nuestros ídolos, los ídolos de las redes son personas como tú y como yo. No necesitan ser actores, ni cantantes sino hábiles manejadores de las redes sociales, el Photoshop, el Moviemaker y las emociones personales.
Las vacaciones de verano son el momento álgido de muchos profesionales de las redes ya que la mayoría de sus seguidores no tienen clase y pueden pasar más tiempo delante de las pantallas regalando likes mientras ellos comparten las fotos de sus grandes viajes y su vida a todo trapo.
Ojalá ellos se encuentren también un día a alguien, como mi profesor, que les inspire a amar lo que tienen para conseguir lo que quieren y no caigan en las redes de la irrealidad.