Existen pocas cosas más satisfactorias que dar vida. Crear, empezar de cero un proyecto, plantar una semilla y ver cómo crece, reformar una casa antigua, moldear un trozo de piedra, madera, barro, pintar en un lienzo en blanco o componer una canción. Nacemos programados para crear. Los niños son el mejor de los ejemplos. Están todo el día inventando juegos nuevos, comidas hechas de hierbas, tierra y flores y salen de un personaje para entrar en otro constantemente. Somos artistas por naturaleza aunque el paso de los años y las circunstacias de nuestras vidas hacen que desarrollemos unas facetas en detrimento de otras. Al que no le dio por tocar la guitarra en la adolescencia, raro es que le dé por tocarla más adelante en su vida, aunque casos hay, conozco algunos y es muy buena señal que a alguien le ocurra algo así. Señal de que aún recuerda las cosas que le hacían sentirse realizado antes de que la ambición por una carrera, un estatus social o la simple madurez absorbiera su creatividad.
«Hay demasiadas cosas que el ser humano ha desaprendido en su evolución poniendo en riesgo al planeta»
Conozco muchas personas que aunque eran buenas con actividades plásticas en su infancia o incluso en su juventud, las dejaron aparcadas para sumergirse en otras tareas o aficiones menos artísticas y con el paso de los años cuando se apaga su pasión profesional regresan a ellas. Cuidar un pequeño huerto, plantar un árbol o crear un jardín donde antes no había más que hierbajos es otra de las cosas a las se suele regresar con la madurez. Por norma general, más viviendo en las islas, de pequeños hemos estado en contacto con la naturaleza.
Padres y sobre todo abuelos nos han enseñado a plantar, regar y cuidar de las plantas. Resulta tan gratificante verlas crecer y responder ante los cuidados que las prestamos que merece la pena hacerlo. Hay personas que incluso aseguran que hablar con las plantas las hace crecer más y mejor.
Tenemos mucho que aprender de ellas, de la naturaleza en general. Hay demasiadas cosas que el ser humano a desaprendido en su evolución y que están poniendo el riesgo el planeta y la humanidad.
Plantemos, reguemos, pintemos, esculpamos sobre una roca y compongamos canciones a nuestros seres queridos. Recordemos lo felices que nos sentimos siendo niños y creando juegos y espacios nuevos. Revivamos rodeados de naturaleza, regalemos a nuestros ojos sus colores.