Nito Verdera

Testigo de una época

El periodista recuerda sus 25 años de trabajo en Diario de Ibiza, desde la época de Isidor Macabich hasta el año 1991

-

Joan Verdera Escandell, más conocido como Nito Verdera, es una de las referencias del periodismo pitiuso de la segunda mitad del siglo XX. Su faceta más conocida es la de investigador del origen ibicenco del descubridor de América, Cristóbal Colón, una tesis que ha documentado exhaustivamente a lo largo de muchos años de trabajo y ha plasmado en varios libros. Sin embargo, Nito Verdera ha sido ante todo el testigo de una época decisiva para Ibiza y Formentera: la del surgimiento del turismo, el cambio de régimen político desde la dictadura a la democracia y la consolidación de algunos de los problemas que aún hoy aquejan a la isla.

Piloto de la Marina Mercante, rápidamente encaminó sus pasos hacia el periodismo. «El propietario de Diario de Ibiza era primo hermano mío y eso me influyó bastante. Empecé a escribir cartas al director y me fui introduciendo cada vez más», explica desde su domicilio a sus 84 años de edad.

Su entrada en la redacción del periódico se produjo en 1966 y allí permanecería durante 25 años, hasta 1991, uno de los casos de mayor longevidad profesional en este medio que ahora cumple 125 años de historia.

el redactor Nito Verdera ha sido una auténtica institución en sant antoni

«La redacción entonces estaba en la calle Azara, en la Marina, al lado de la sombrerería Bonet. La redacción estaba en el primer piso y en la planta baja se encontraban los talleres, la máquina… La verdad es que todo era muy artesanal y había poca gente trabajando», rememora Verdera. El director era entonces José Zornoza Bernabéu y entre los trabajadores con los que compartía tareas se encontraba aún el legendario Isidoro Macabich (1883-1973), que justo en esos años publicó sus volumenes de la Historia de Ibiza.

«Macabich era un hombre muy serio, que redactaba muy bien, pero que también corregía textos y hacía un poco de todo. Aparte de él, recuerdo que también estaba Bartolo Corda, profesor de inglés y que también era un gran redactor», explica.

Aquel Diario de Ibiza de finales de los años 60 y la década de los 70 «era un diario de derechas, pero tampoco tanto», en opinión de este redactor. En todo caso, Verdera reconoce que nunca tuvo problemas con las autoridades franquistas.

El veterano periodista con Carmelo Convalia, corresponsal en Formentera. DI.
El veterano periodista con Carmelo Convalia, corresponsal en Formentera. DI.

1975: Franco muere

La muerte de Franco, en noviembre de 1975, fue vivida en Ibiza con un ojo en el telediario de TVE y con otro en Diario de Ibiza, cuyas portadas iban describiendo la agonía del dictador hasta que el 20 de noviembre publicó el ejemplar con el titular ‘Franco ha muerto’ que ocupaba toda la página.

Nito Verdera ha sido una auténtica institución en Sant Antoni, sobre cuyo Ayuntamiento siempre ejerció una importante influencia. Algunos de sus más ilustres veraneantes han sido amigos suyos, como es el caso de los duques de Alba. «Estaban construyéndose su casa de Punta Galera y querían ponerle un nombre que fuera claramente ibicenco. Me preguntaron si se me ocurría alguno y enseguida les solté: s’Aufabaguera, que además es el título de un poema de Isidor Macabich, y se lo pusieron», explica. También intervino para eximir de responsabilidad a los duques en las denuncias que recayeron sobre ellos por haber cortado un camino público en la zona.

Verdera ha sido uno de los pocos periodistas ibicencos que ha tenido trato directo con un presidente del Gobierno: Adolfo Suárez, a finales de los 70. «Lo conocí haciéndole entrevistas, era un hombre muy inteligente, mucho», recalca. Hasta tal punto le impresionó que decidió afiliarse al su partido, iniciando así una complicada combinación de político y periodista, binomio aparentemente incompatible: «Sí, es verdad que no era algo fácil, pero para mí el periodismo siempre ha sido lo primero», admite.

Nito Verdera asegura que ha conseguido arreglar muchos problemas de la sociedad ibicenca con sus reportajes y noticias, aunque a menudo se trate de obras aparentemente modestas: «La rotonda de ses Païsses se construyó por artículos míos», afirma a modo de ejemplo. «La verdad es que se pueden conseguir cosas para la sociedad ejerciendo como periodista», afirma.

¿Qué piensa sobre los cambios que parecen avecinarse en el West End, del que él mismo ha informado tanto? «El problema del West es que son locales muy pequeños. Casi todo eran viviendas, pero se empezaron a abrir bares en ellos y, como eran pequeños, tuvieron que poner terrazas para aprovechar la calle». Con el tiempo, «aquello acabó siendo un estruendo musical espantoso, no había forma de pararlo, y sólo tiene una solución: insonorizarlo todo, que no se oiga la música desde la acera. En Miami pasas por delante de un bar musical y ni te enteras. Es la única forma, porque estamos hablando del corazón mismo del pueblo». Sin embargo, considera que obligar a cerrar las terrazas a las doce «es una barbaridad». En cambio, que los bares cierren a las tres no lo ve mal: «Aún les quedan varias horas para trabajar».

Al terminar la entrevista con Verdera, advierte a modo de súplica: «Supongo que pondrás lo de mis trabajos sobre Cristóbal Colón». Y es que, efectivamente, la vida y el lugar de nacimiento del ilustre almirante han constituido el verdadero eje de su trayectoria profesional. No en vano, su pasión por el descubridor de América explica que llegara a encabezar una crónica sobre un pleno municipal de Sant Josep recomendando la compra de su último libro sobre Colón.

Sus publicaciones sobre este tema evidencian, en todo caso, un sistema de investigación riguroso y constante, resultado de largos viajes y prolongadas estancias en bibliotecas y archivos extranjeros para documentar su tesis, que ha alcanzado suficiente solidez argumental para ser tenida en cuenta por expertos de todo el mundo.