Nuevas técnicas, tratamientos y materiales. Mayor especialización. Menos molestias para el paciente. La odontología va a un ritmo frenético, y los profesionales del sector deben estar muy atentos para que no se les pase el tren. La formación continua es esencial en una profesión que avanza día a día hacia unos procesos muy marcados por la informática, si bien es cierto que mucha tecnología sin unas manos responsables que la utilicen sirve de poco.
Los odontólogos de Ibiza están demostrando estar al día, incoporando en sus consultas mucha tecnología
Los odontólogos de Ibiza están demostrando estar a la última, ofreciendo tratamientos de alto nivel en sus consultas. «La odontología crece de la mano de dos cosas: la informática y los nuevos materiales», afirma el odontólogo ibicenco Mariano Mayans Calvo, quien se muestra fascinado con «lo que está aquí y lo que está por llegar». Informática aplicada a la implantología, nuevos biomateriales para la regeneración, escáneres 3D para el día a día en la consulta, regeneración ósea con hueso de banco… Infinitas posibilidades se abren en un campo en el que hay que saber decantarse por los procesos que realmente merecen la pena. «No podemos concebir el ejercidio de la profesión sin hacer el esfuerzo necesario para actualizar tanto el equipo tecnológico como la formación de los profesionales», expresa el doctor Alberto Fernández. «Me encantaría que la gente estuviera aquí para que viera el esfuerzo que requiere lo que estamos haciendo», expresa Fernández en relación a la evolución de su clínica. El profesional afirma que los pacientes son «cada vez más conscientes de los tratamientos que necesitan», lo que deriva en una mayor comprensión y valoración de la profesión odontológica. «Esta ampliación de los conocimientos del paciente nos facilita la labor en la consulta», recalca Fernández, quien indica que esta situación es «local», ya que en la televisión se lanza la odontología «como algo superfluo, demasiado sencillo y banalizado».
Una isla con grandes odontólogos
En Ibiza hay clínicas punteras a nivel nacional en el sector dental. Se está consiguiendo, incluso, que pacientes de otras ciudades de España e incluso del mundo escojan la isla para someterse a intervenciones que mejoren su salud bucodental, una máxima impensable hace algunos años. Además, varias clínicas y laboratorios realizan estudios en colaboración con universidades internacionales o las empresas más prestigiosas del sector para analizar las reacciones de determinados tratamientos o la respuesta de novedosos materiales. Interés, motivación y dedicación son tres bases para seguir al día en el ámbito tecnológico, si bien el paciente continúa requiriendo un trato próximo y familiar. «La consulta es un medio hostil, la verdad. Nuestra profesión vulnera la intimidad, porque trabajamos a un palmo de distancia», reconoce Alberto Fernández, quien expresa que lo que se intenta es «convertir el territorio hostil en un territorio familiar».
«Es importante que el dentista ofrezca confianza, que tenga buenas referencias…», expresa Mayans Calvo, quien puede presumir de ofrecer personalización a sus pacientes en la consulta. «Hay que dar valor a la información y a la comunicación con el paciente —expresa, por su parte, la doctora Sara Guasch—. Escuchar, comprender, empatizar, aceptar y acompañar durante el tratamiento es una parte esencial de la praxis del profesional para conseguir la satisfacción de ambas partes».
Saturación del sector dental
Actualmente hay en España un dentista por cada 1.200 habitantes pero, según recomienda la Organización Mundial de la Salud (OMS) sería suficiente con un odontólogo por cada 3.500 habitantes. La proliferación de facultades privadas de odontología está derivando en una saturación del sector, con miles de dentistas titulados cada año «que lo van a tener muy complicado» a la hora de salir al mundo laboral, según Mariano Mayans Calvo. Algunos profesionales opinan que «el negocio» está en que los estudiantes salen de las facultades sin tener amplios conocimientos, así que les «venden» la realización de un máster. Hace ya 15 años se extinguió la especialización en Estomatología. Para ser odontólogo había que estudiar Medicina, hacer el MIR y superar la especialización. Diez años de estudios frente a los cinco necesarios ahora.