Combatir humedades, cuestión de salud

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El clima húmedo, característico de las islas y zonas costeras, puede provocar incómodas humedades en el interior de edificios como viviendas o lugares de trabajo. Una escasa o mala ventilación, un aislamiento térmico insuficiente en cerramientos o ventanas, así como defectos de construcción o una utilización de la calefacción intermitente de forma errónea, pueden ser algunas de las causas de este problema en el que los efectos estéticos son el menor de los inconvenientes.

Efectos de humedades en paredes. Foto: Istock
Efectos de humedades en paredes. Foto: Istock

La aparición de humedades, además de ocasionar grietas, manchas oscuras y resquebrajamientos de pintura en techos y paredes son sumamente perjudiciales para la salud de las personas, ya que favorecen la aparación de ácaros, hongos y microorganismos que pueden ocasionar enfermedades como el asma, la sinusitis, así como alergias o cefaleas.

No combatir las humedades puede suponer un riesgo para la salud de los habitantes de la vivienda

Con la llegada del verano, alguno de los efectos de estas humedades, tales como manchas o malos olores suelen minimizarse, pero eso no quiere decir que desaparezcan; aunque estén ocultas, las humedades continúan. Así es que esta época, debido a las altas temperaturas, puede ser un buen momento para combatirlas.

Para ello, es importante determinar qué tipo de humedad afecta a la vivienda . Podemos diferenciar entre dos tipos principales: por filtración, originada por la penetración de agua desde el exterior al interior de la vivienda que conlleva a la aperición de manchas en paredes o techos, o por condensación, producidas cuando la temperatura de la vivienda es superior a la temperatura que existe en el exterior.

Ponerse en buenas manos

Si se detectan en la vivienda o lugar de trabajo la aparición de moho en las paredes, vaho en los cristales o malos olores, se recomienda contactar con un especialista que determine la causa de la humedad.

Optar por la instalación de ventanas con un buen aislamiento térmico, realizar una buena ventilación diaria de cada habitación (5-10 minutos al día) o instalar deshumificadores en los lugares más húmedos de la casa, pueden ser algunas de las soluciones propuestas para acabar con ello.

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