Las intoxicaciones alimentarias, un clásico del verano que se puede evitar

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Las intoxicaciones alimentarias son uno de los problemas que más se sufren en verano. Según los expertos, estas aparecen porque las bacterias presentes en el suelo, aire, agua y en los cuerpos de los animales y de las personas crecen más rápidamente en esta época del año y porque en verano se descuida la conservación y manipulación de los alimentos.

Esas bacterias, toxinas, y virus presentes en comidas y bebidas son los responsables de bastantes enfermedades conocidas y que producen síntomas gastrointestinales, como diarrea o vómitos.

la ocu alerta sobre la contaminación cruzada en la manipulación de alimentos

En uno de sus últimos informes, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) recuerda que para evitar estas intoxicaciones la forma más eficaz de reducir riesgos son la higiene y la correcta manipulación de alimentos.

La OCU establece tres factores que se deben tener en cuenta por ser aquellos que más facilitan la proliferación de los gérmenes. En primer lugar, la temperatura, ya que la mayoría de las bacterias se reproducen de forma óptima a 37º. Para dificultar su multiplicación, se debe, por un lado, mantener siempre por debajo de los 5º aquellos alimentos que deban estar refrigerados y, por otro, alcanzar al menos los 65º durante dos minutos al cocinarlos.

Lavar la comida es fundamental para evitar las infecciones.
Lavar la comida es fundamental para evitar las infecciones.

Además se debe controlar la zona donde hay restos orgánicos. La mejor forma de prevenirlo es una limpieza cuidadosa antes de preparar los alimentos.

Cinco consejos
de la OMS

Mantener una higiene adecuada. Manos, suelo, superficies, trapos de cocina, utensilios, etc. deben lavarse de manera apropiada para que no se produzca la transferencia de patógenos.
Separar los alimentos crudos de los cocinados. Evitar la contaminación cruzada es fundamental. Debe impedirse que los alimentos como la carne y el pescado y sus jugos entren en contacto con los cocinados.
Cocinar bien los alimentos. El calor es un factor higienizante muy importante, por tanto, aplicar una temperatura de unos 70 ºC en el interior del alimento es esencial para destruir posibles patógenos.
Mantener las temperaturas seguras y evitar la zona de peligro, es decir, impedir dejar los alimentos durante un tiempo prolongado entre los 5 ºC y los 65 ºC.
Usar agua y materias primas seguras. Adoptar medidas como el lavado y el pelado de las materias primas.

Y también hay que tener cuidado con el tiempo, ya que algunas bacterias pueden dividirse en dos cada 20 minutos, «de modo que en poco tiempo pueden alcanzar un número lo bastante importante como para provocar daños en el consumidor». Para evitarlo, es importante no dejar pasar mucho desde que se elaboran hasta que se consumen y mantenerlos refrigerados durante ese tiempo.

Contaminación cruzada

Una de las causas más frecuentes de intoxicación alimentaria es la contaminación cruzada, esa que se produce por la transmisión de microorganismos de unos alimentos a otros o por contacto de estos con superficies o manipuladores. Para evitarlo, la OCU recomienda que se deben separar siempre los alimentos crudos de los cocinados y lavar bien los utensilios, manos y superficies al cambiar de alimento.

Otra zona de la cocina que hay que tener bajo control son los fregaderos. Es fundamental mantenerlos limpios, porque el fregadero puede convertirse en un foco infeccioso y que contamine el resto de la cocina y los alimentos que en ella se preparan. El diseño, los materiales y el emplazamiento son importantes para reducir el riesgo de intoxicaciones. Si se tienen dos cubetas, nunca hay que mezclar las tareas; por ejemplo en una se lava la comida y en la otra los utensilios de cocina. Siempre hay que mantener una higiene correcta, desinfectarse y secarse correctamente.

los fregaderos de las cocinas pueden ser un Gran foco de infección

Una encuesta del Eurobarómetro revelaba recientemente que los consumidores asociaban la comida más a un «placer y gusto» que a un «riesgo alimentario». Casi siempre es así, pero hay que tomar medidas porque el riesgo cero no existe.

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