Nadie sabe cómo, pero septiembre ha llegado y con él la vuelta a la rutina, al trabajo y, para los más pequeños y no tan pequeños de la casa, la vuelta a la escuela. La casa se llena de libros, cajas de rotuladores y bolígrafos, ese estuche nuevo que tanto ansiaba la más pequeña y que en breves ya estará lleno de manchas… «La vuelta al cole», esa cuenta atrás que tanta organización requiere. Los más previsores, tendrán ya los libros e incluso algunos los tendrán incluso forrados. Otros estarán recuperando la caja de los uniformes para darles un toque de plancha y dejarlos listos para el primer día, pero seguro que falta algo y es que volver a la rutina y al día a día se hace cuesta arriba después de la mejor época del año.
Probablemente algunos deberán reprogramar el despertador y cambiar los largos desayunos en la terraza por uno más rápido de preparar e igual de completo. Habrá que dejar las crêpes y tortitas para el fin de semana y apostar por zumos de fruta natural, tostadas de cereales integrales y algún lácteo.
Y por no hablar de la mochila, ese saco sin fin donde hay que añadir muchas, pero que muchas cosas para resistir a las largas jornadas en la escuela y que tanto cuesta cerrar a primera hora de la mañana.
Esenciales para la vuelta al cole
¿Qué hay en la mochila?
el peso de una mochila no puede superar el 15%
del peso del niño
Bocadillo, pieza de fruta, libros, estuche, libretas e incluso agenda, una herramienta imprescindible que hará que a la larga los niños se conviertan en personas organizadas y previsoras.
Parece todo muy importante, pero está demostrado que la mochila que un niño sostiene no puede superar el 15% de su propio peso. Así que habrá que priorizar qué es lo esencial y qué no.
Los expertos recomiendan que las mochilas tengan correas anchas, acolchadas y con ajustes firmes, que el peso se reparta, colocando los libros más pesados lo más cerca de la espalda posible y llevar la mochila usando las dos correas, nunca una sola. Además, también es recomendable que los niños no deban llevarse los libros a casa todos los días y que lleven la mochila durante el menor periodo de tiempo posible.
Más allá de la espalda, los niños deben mantener una buena salud y para ello hay cierto tipo de rutinas que ahora que se acaban las vacaciones hay que retomar. Cenar pronto y ligero para poder acostarse con la digestión completamente hecha y dormir una media de ocho horas ofrecerán un descanso acorde con sus necesidades. Los niños gastan mucha energía y necesitan descansar bien para cargar pilas de cara a la siguiente jornada.
Las cremas de verduras, el pescado a la plancha o los huevos son ideas fáciles, rápidas y perfectas como cena ya que son de fácil digestión, bajas en azúcar y con un poco de creatividad y originalidad se pueden crear platos muy vistosos para que la guerra contra el pescado y las verduras se acabe. ¿Un consejo? Que los niños participen en la elaboración de la cena les hará partícipes de un juego. Además, los colores y aromas durante el cocinado les hará despertar el hambre y las ganas de probar eso tan rico que han estado preparando en grupo.
los expertos recomiendan ropa
y calzado cómodo para la jornada
Además de sus horas en la escuela, la mayoría de los niños practican algún deporte o realizan alguna actividad extraescolar, lo que hace que pasen muchas horas fuera de casa. Para garantizar una mayor comodidad, tanto la ropa como el calzado debe ser el apropiado para que los niños puedan saltar, jugar, practicar deporte e incluso mancharse, al fin y al cabo son niños. Se recomienda que se etiquete la ropa, sobre todo cuando se trata de chaquetas, cazadoras o jerseys, ya que los niños suelen quitárselo y dejarlo en cualquier parte de la clase y, ya sea confusión o por tener la misma prenda, es común que un niño llegue a casa con un jersey que no es suyo.
Actividades de todo tipo
Ahora, las agendas en Ibiza ofrecen una amplia variedad de actividades para que los niños se diviertan practicando deporte, tocando un instrumento o pintando, aunque los idiomas también son una alternativa para que desde pequeños aprendan otra lengua. No solo abrirán su mente sino también crearán vínculos con nuevos amigos fuera de la escuela, lo que resolverá su etapa de timidez y, en un futuro, les dará más facilidad para relacionarse con la gente.
Si se complementa este momento con UNa merienda a base de almendras y yogur, el nivel de concentración
de los niños aumentará.
Una vez los niños llegan a casa, tras una enérgica jornada en la escuela y tras sus actividades extraescolares, no hay que olvidarse de los deberes. Tantas discusiones e intentos de concentración que solo dan lugar a enfados son, para todos, un momento tenso en la familia. Poco a poco, el volumen de deberes a realizar fuera de escuela se va reduciendo para que los más pequeños de la casa tengan tiempo de disfrutar antes de la hora del baño y la cena. Un truco es que padres o hermanos mayores se sienten con ellos durante ese momento para que sientan que no son los únicos que deben hacerlo, sino que entre todos y con alegría puede incluso convertirse en un juego.