La llegada del buen tiempo y la proximidad del verano recuerdan a muchos la necesidad de adquirir hábitos de alimentación saludables para lucir figura en la playa o piscina. Cualquier pretexto es bueno para comenzar a practicar un estilo de vida mejor, que vele por el bienestar personal a largo plazo, pero la preocupación debería ir más enfocada a la salud que a la estética.
La motivación es la base del cambio, el primer paso para adquirir unos hábitos saludables
Enfermedades como la obesidad, el cáncer, la diabetes y problemas cardiovasculares pueden estar directamente relacionadas con la alimentación, por lo que cuidar qué comemos es esesencial a corto, medio y largo plazo.
Nunca es tarde para comenzar a comer bien, variado, olvidando o dejando para ocasiones especiales esos productos que tanto gustan pero cuyo consumo puede ser muy perjudicial para la salud, y centrándose más en el consumo de frutas, verduras y otros alimentos que cubran nuestras necesidades nutricionales básicas.
El agua es la bebida más recomendable: hay que evitar el consumo de bebidas azucaradas
¿Qué se puede hacer para empezar a comer mejor? Los hábitos alimentarios (buenos o malos) son comportamientos inconscientes, costumbres muy resistentes al cambio que suele costar modificar. Sin embargo, más allá de estas rutinas existen las actitudes conscientes, fundamentales para convertir en hábito lo que al principio es excepcional. Por ello, es esencial darse cuenta de los errores que cometemos en nuestra alimentación diaria para atajarlos y empezar a cambiar. La salud está en juego.
La motivación, base del cambio
La motivación es uno de los pilares para lograr ese cambio, y es importante contar con apoyo profesional en algunas ocasiones para comer lo que el cuerpo necesita, según el sexo, la edad y el estilo de vida de cada persona. El contacto con especialistas es importante ya que, hoy en día, los consumidores están saturados con infomaciones nutricionales no siempre contrastadas que pueden llevar a confusiones o a adquirir hábitos que pueden ser nocivos para la salud. Las dietas milagro no existen, son contraproducentes a largo plazo, por lo que lo mejor es seguir unas pautas coherentes y evitar tumbarse en el sofá e ingerir alimentos insanos para compensar los disgustos o responsabilidades cotidianas.
El ejercicio físico mejora el bienestar mental, reduce la ansiedad y mejora el sueño
Además del acceso a millones de informaciones no siempre veraces a través de internet, la presión publicitaria de fabricantes de
productos alimentarios y la falta de tiempo libre para elaborar menús a medida son otros de los grandes enemigos del ciudadano de hoy. Con constancia y una buena organización, todo se puede lograr.
Empiezo hoy
Unos buenos hábitos alimentarios son la base del bienestar y la salud, ¿por qué no empezar hoy a concienciarnos y hacerlos propios? Uno de los consejos de los especialistas es beber agua y limitar al máximo las bebidas azucaradas, sin abusar de las dietéticas o sin azúcar. Su consumo diario es poco recomendable.
La gran asignatura pendiente es el consumo de frutas y verduras. «Lo ideal: consumir como mínimo cinco raciones al día, preferentemente frescas», indican desde el Ministerio de Sanidad, institución que invita también a comprar alimentos frescos. «Evita los alimentos precocinados (platos preparados), los procesados (hamburguesas, salchichas o algunos embutidos) y la bollería industrial», remarcan. Comer con menos sal es posible tomando medidas como disminuir el consumo de alimentos procesados, y limitando las salsas o aliños ya preparados.
La lectura del etiquetado de los productos que se van a añadir a la cesta de la compra es otro de los consejos de los profesionales. Evita aquellos que contengan grasas hidrogenadas o parcialmente hidrogenadas y limita aquellos con aceite de coco o palma.
decídete a comer mejor – ideas prácticas:
«Si picas entre horas, elige tentempiés saludables como frutas, verduras o frutos secos (mejor crudos y sin sal)», destacan desde el Ministerio de Sanidad. Los hábitos de alimentación están muy marcados por la sociedad en la que vivimos. El entorno ofrece soluciones sencillas que no siempre son las más saludables. «Pon especial atención en reducir el consumo de alimentos con alto contenido en azúcares, grasas o sal».
Ejercicio físico para completar
Si una buena alimentación es esencial para mantener un estilo de vida saludable, no lo es menos realizar ejercicio físico. Cada vez hay más estudios que demuestran la importancia tanto de realizar actividad física como de reducir el sedentarismo, ya que ambos factores tienen una influencia clara en la mejora de la salud, en la prevención de las enfermedades crónicas y, por tanto, en la calidad y la esperanza de vida de la población.
La inactividad física es actualmente el cuarto factor de riesgo de mortalidad más importante en todo el mundo, solo por detrás de la hipertensión, el consumo de tabaco y la hiperglucemia.
Llevar un estilo de vida activo ayuda a mantenerse ágil físicamente, fortaleciendo los músculos y mejorando la capacidad funcional, y reduciendo el riesgo de sufrir caídas. El ejercicio físico también mejora el bienestar mental, reduce los síntomas de ansiedad y estrés, mejora el sueño y reduce el riesgo de depresión, además de mejorar la función cognitiva.
Aquellas personas que realizan una actividad física de forma regular suelen tener mejor calidad de vida, tienen menos riesgo de sufrir obesidad y reduce también las posibilidades de desarrollar enfermedades cardiovasculares, hipertensión arterial, diabetes tipo 2 o hipercolesterolemia. También mejora la evolución de enfermedades crónicas, una vez ya se han desarrollado.