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125 años al pie de la noticia

Diario de Ibiza, miembro de la reducida familia de periódicos centenarios de España, ha relatado la historia de la vida colectiva de las Pitiüses a numerosas generaciones de lectores. Sobreviviendo a guerras, crisis, carencias y adversidades de todo tipo, Diario de Ibiza constituye hoy la referencia informativa de las islas y el medio más respetado e influyente de la sociedad insular.

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Desde que el 1 de agosto de 1893 apareció el primer número de Diario de Ibiza, la vida de las Pitiüses y todo lo que ha acontecido en ellas se ha visto reflejado en estas páginas. Testigo de 125 años de historia, espejo del devenir de la sociedad insular y fiel reflejo de la actualidad diaria, Diario de Ibiza ha constituido durante todo este tiempo el eco y altavoz de los intereses generales de la población, situándose siempre a la vanguardia de las reivindicaciones y aspiraciones colectivas.

Dirigido en sus primeros años por Francesc Escanellas Suñer, el periódico tuvo su primera sede en la calle Amadeo I. Tenía sólo dos páginas, tiraba unos pocos cientos de ejemplares y costaba 0,05 pesetas cada uno.

Pese a su modestia, Diario de Ibiza –que ya convivía entonces con otros periódicos locales– se convirtió en elemento imprescindible de la población (al menos, de la alfabetizada, que no llegaba al 20 por ciento en la isla). Las noticias, edictos y anuncios publicados en el periódico llegaban a todas las partes de la isla, transmitidos a menudo de boca en boca. «Ho ha dit Es Diari», se convirtió entonces, aún en el siglo XIX, en una consigna que todavía hoy perdura como sinónimo de garantía y fiabilidad.

El periódico que hoy sostienen miles de lectores en sus manos es el mismo que, hace más de un siglo, informaba sobre los detalles de la guerra de Cuba, la pérdida de Filipinas o la inauguración del monumento a Vara de Rey. Momentos de satisfacción colectiva, episodios de calamidad pública, manifestaciones de alborozo ante un reto alcanzado, expresiones de frustración por decisiones injustas del Gobierno de turno contra la isla, menudencias que arrancan una sonrisa al lector o provocan su enfado pasajero… Todo cuanto ocurre en la sociedad pitiusa al cabo de la jornada –pues un periódico es la historia de un día– se refleja en las páginas del diario.

Dirigido en sus primeros años por Francesc Escanellas, el periódico tenía sólo dos páginas, tiraba unos pocos ejemplares y costaba 0’05 pesetas por ejemplar. La alfabetización a finales de siglo XIX sólo llegaba al 20% de la isla.

Hacia 1904 entró en la redacción del periódico un hombre que estaría llamado a desempeñar una labor impagable para la cultura pitiusa: Isidor Macabich, sacerdote de ascendencia serbia que permaneció vinculado al periódico hasta poco antes de su muerte, en los años setenta. Fue entonces cuando Diario de Ibiza informaba un día sí y otro también acerca del incesante flujo de ibicencos y formenterenses que abandonaban la isla para emigrar a Suramérica en pos de una vida mejor, habida cuenta la miseria que asolaba la isla. Con casi idéntica frecuencia, el diario daba cuenta de los asesinatos que se registraban en el campo pitiuso entre jóvenes payeses por asuntos casi siempre de tipo sentimental.

A principios de los años 30, después de que el periódico hubiera informado ya con alegría de la consecución de antiguos objetivos como la construcción del puerto o la implantación de luz eléctrica en la ciudad, saludó también la llegada del turismo como la fuente de riqueza que sin duda podía suponer esta nueva actividad económica. En plena II República, los pitiusos supieron de la construcción de los primeros hoteles, de la llegada de los primeros cruceros de turistas y de las ferias turísticas a las que asistían nuestras autoridades, gracias a las crónicas de Diario de Ibiza. El periódico alentó la expansión de esta industria, cuyo desarrollo corrió paralelo a la paulatina erradicación de nuestras principales lacras y al surgimiento de un bienestar desconocido hasta entonces.

La Guerra Civil

Sin embargo, el peor y más terrible titular que ha dado el decano de la prensa balear a lo largo de su historia se publicó en el verano de 1936 cuando anunció el inicio de la Guerra Civil. Aquella tragedia cortó en seco el progreso que la isla había iniciado en todos los órdenes. La creación de escuelas, la proliferación de artistas, el florecimiento de la cultura, la construcción de infraestructuras, el aumento del turismo… todo se detuvo de golpe para dar paso a una cascada de desgracias: asesinatos en masa, deportaciones, bombardeos, detenciones arbitrarias, exilio… La isla de la calma, como ya aparecía en los folletos vacacionales de los años treinta, se transformó también en la isla de la barbarie. Diario de Ibiza sufrió lo mismo que la población a la que se debía: la censura impidió contar lo que sucedió en aquellos terribles días, que ha tenido que ser reconstruido después por los historiadores, sus páginas se llenaron de edictos amenazantes, de órdenes de búsqueda y captura contra respetables vecinos, de sentencias de muerte, de violentas proclamas… Pero, pese a tan brutales sacudidas y mermas en sus funciones informativas, Diario de Ibiza continuó avanzando por el camino de la historia y en abril de 1939 pudo titular al fin: «La guerra ha terminado».

Por entonces el periódico estaba en manos de la familia Verdera, a través de una mujer viuda y luchadora, Luz Ribas, que pudo sacarlo adelante gracias a la labor desinteresada de un puñado de entusiastas. José Zornoza Bernabeu fue el director durante los años más difíciles, los de la posguerra, concretamente entre 1947 y 1963. Zornoza, Isidor Macabich y posteriormente Cosme Vidal Juan formaron el núcleo de la redacción del diario durante este periodo. Fueron años grises, de lenta recuperación económica, estricta moral y ambiente ultraconservador. A su término, en 1963 pasó a ocupar la dirección un miembro de la familia propietaria del rotativo, Francisco Verdera Ribas, que, con la ayuda de su hermano Juan, continuaría en el puesto hasta 1991, momento en que la familia vendió la empresa a Editorial Prensa Ibérica, la actual editora.

La muerte de Franco —a quien Diario de Ibiza dedicaba fervientes loas, tanto por obligación como por sincera devoción— representó la apertura informativa del periódico. Fue entonces cuando sus páginas se llenaron también con las salpicaduras del ‘boom’ turístico. Ya hacía unos años que el turismo había resurgido, especialmente tras la apertura del aeropuerto, en los años sesenta. Pero fue en los setenta cuando Diario de Ibiza informaba, día tras día, de la inauguración de nuevos hoteles en todos los puntos de la costa. El aluvión de visitantes fue paralelo al alud de libertades, y la suma de ambas avalanchas desencadenó un frenesí de aperturismo al exterior que terminaba con siglos de aislamiento.

La primera prensa de Es Diari

La prensa que sirvió para imprimir el Diario de Ibiza desde su fundación en 1893 y durante veinte años es hoy un monumento público, aunque incompleto y sometido a un constante deterioro. La imprenta, una ‘Imperial Press’ fabricada en Londres hacia 1830, se exhibe sobre un pedestal en la avenida de Bartolomé
Roselló de Vila, pero sin la urna de cristal que, según el proyecto inicial, tendría que protegerla de la intemperie. La reliquia fue cedida al Ayuntamiento de Ibiza por la familia Verdera, anterior propietaria de Es Diari.

De un día para otro, Ibiza pasó a ser conocida en todo el mundo y su nombre corría de boca en boca en todos los idiomas. Fruto de esta modernización, Diario de Ibiza pudo afrontar mejoras técnicas y el aumento de páginas y personal. Después de elaborarse casi artesanalmente durante décadas en una librería e imprenta de la familia Verdera en la calle Azara de la Marina, el periódico se trasladó a la calle Aragón y de allí a unos bajos del edificio de La Caixa, en el pasaje Vía Púnica, sustituido más tarde por otro local más amplio en la misma calle. Tras el cambio de empresa editora, en 1992 se estrenaron las oficinas de la calle Fray Vicente Nicolás, que ya representaron una notable mejora con respecto a los locales anteriores, y en las que permaneció doce años, hasta primeros del pasado mes de mayo.

Diario de Ibiza fue creciendo y mejorando en todos los órdenes, de igual modo que la isla veía incrementar la población, sus infraestructuras, su oferta de alojamiento, su parque automovilístico, su eco en toda Europa, pero también sus índices de drogas y delincuencia. En 1993, coincidiendo con el centenario de su aparición, Diario de Ibiza fue galardonado con las Medallas de Oro del Consell Insular y del Ayuntamiento de Eivissa como reconocimiento a su trayectoria y al papel desempeñado en las Pitiüses a lo largo de un siglo.

Ahora el periódico es ya una gran empresa, pero continúa con la misma vocación de sus comienzos: ejerciendo de abanderado de las principales inquietudes y preocupaciones de la población a la que sirve. Si a principios de siglo el rotativo pedía remedio a la masiva emigración hacia Suramérica, si a medidados de la centuria se urgía a aprovechar ese maná económico que podía ser el turismo, hoy, a principios del siglo XXI la colectividad ha pasado a reclamar un freno a la masificación que amenaza nuestro bienestar. Ibiza es actualmente una isla que lucha contra su destrucción ecológica, contra la pérdida de sus seculares señas de identidad, y que, al mismo tiempo, camina en pos de un equilibrio que permita preservar un paraíso del que aún es posible disfrutar. A la búsqueda de ese objetivo común, insistentemente anhelado por la población, seguirá aportando Diario de Ibiza todos sus esfuerzos.

 Especial nueva sede
25 de octubre de 2004

1893   Nace el diario

El 1 de agosto nace Diario de Ibiza, fundado por Francesc Escanellas. Con tan solo dos páginas, aún no disponía de la posibilidad de titular las informaciones a varias columnas.

1894   La cabecera se reduce


Pronto la cabecera comprime la tipografía sin remates que la coronaba, dejando sitio para la dirección, y se introduce el lema «De interés local, avisos y noticias»

1897   Llegan las primeras ilustraciones


Las fotografías tal y como hoy las entendemos podían ser impresas por muy pocos periódicos. El diario emplea grabados y los titulares aún no rompen las columnas.

1900   Cambio de tipos en la cabecera


Aun manteniendo la misma estructura formal, el diario inaugura el siglo con un nuevo logo con remates y reduce su lema a «de información y literario»

1903   La segunda época del diario

La tipografía de cabecera vuelve a cambiar, esta vez a tipos sin remates, mucho más ligeros y menos comprimidos, que aportan mayores blancos a la portada.

1906   Publicidades en portada


Los empresarios locales se van concienciando de que el diario no solo es un vehículo para la información, sino también para dar a conocer sus productos.

1914   Una pequeña revolución

Un aparatoso escudo de Ibiza y una abigarrada tipografía comienzan a coronar la portada. Se reduce el tipo de letra y se introducen titulares a más de una columna.

1917   Retorno a la antigua cabecera


La fórmula del escudo no parece convencer y se vuelve a aligerar el logo, pero se mantiene la división vertical a cuatro columnas introducida tres años antes.

1922   1.000 ejemplares de tirada


Después de sus «bodas de plata» el diario ya alcanza el millar ejemplares. La tipografía de su cabecera engrosa su peso, asemejándose al de su fundación.

1936   La guerra civil en zona roja


En la guerra civil Eivissa estuvo en el bando de los sublevados. En el breve dominio rojo en la isla, el Frente Popular se incauta del Diario y lo convierte en su portavoz.

1939   El fin de la guerra


Al revés que muchos otros diarios de España, que desaparecieron o cambiaron de nombre, Diario de Ibiza mantuvo su denominación. El único diario de la competencia se llamaba «Viva España».

1947   Aumenta de tamaño


En la posguerra se retorna a la cabecera de 1900 y el diario comienza una larga etapa en la que es el único
periódico que se publica en
Ibiza y Fomentera.

1950   Mayor atrevimiento gráfico


La cabecera se compone con una atrevida tipografía caligráfica y se empiezan a disponer infomaciones por encima de ella. Aumenta el tamaño de los titulares.

1955   Se reduce el formato


Vuelve al pequeño tamaño de principios de siglo, y su logo introduce una arriesgada tipografía de carácter futurista. Por entonces el diario
valía 80 céntimos.

1963   Un periódico de su tiempo


El Diario de ibiza empieza a adquirir la misma imagen que sus coetáneos: Formato tabloide, grandes titulares, muchas imágenes. Su logo retorna al convencionalismo.

1964   La «chatarra tipográfica»


Como el resto de los diarios de los 60/70, Diario de Ibiza empieza a acumular distintas tipografías, titulares llamativos, lineas, lutos, pequeñas imágenes…

1969   La cabecera «móvil»


El año que el hombre llega a la Luna, se ponen de moda los logos «en pastilla», y el diario readapta la fórmula. La cabecera pasa a estar en la parte inferior del diario.

1974   La apuesta por la imagen


Con televisiones en casi todos los hogares, los diarios huyen de los formalismos y apuestan por grandes imágenes y complejas estructuras en portada.

1975   El año del cambio político


El logo del diario vuelve a su tipografía y lugar original, pero el resto de su estructura sigue apostando por fórmulas «populares», incluso con imágenes silueteadas.

1978   El retorno a la moderación


La fundación de el diario El País en 1976 influye en toda la prensa nacional, que empieza a abandonar los grandes titulares, y a apostar por informaciones rectangulares.

1980   Estructuras horizontales


Se rompe la estructura a cinco columnas, los recuadros se hacen omnipresentes y se apuesta por superponer titulares a toda página, una moda que pasó pronto.

1983   90 aniversario aligerando portadas


Con una cabecera más «contemporánea », las portadas pierden las grandes masas de texto para multiplicar los titulares, que como El País, usan la tipografía Times.

1984   Tecnología y color


Llegan los primeros «artilugios» electrónicos para la composición del periódico. Color, nueva imagen, con unas peculiares estrellas en su cabecera. Se mantiene la tipografía Times.

1985   Orden y moderación


Tras unos años de «exhuberancia» visual, se retorna a la moderación, con titulares más pequeños, grandes masas de texto en portada, y otra moda: titulares y texto sin remates en Helvética.

1988   Nuevo cambio en la cabecera


Nuevo logo, más clásico y retorno a los textos informativos con remates. Sin embargo la titulación se refuerza (tipografía Futura) y aumenta su tamaño.

1990   Retorno a los tipos con remates

Tanto el texto informativo como los titulares abandonan los tipos de «palo seco», en boga a finales de los 80 (como reacción al modelo dominante de El País).

1992   Cambio de editor


Con el nuevo grupo editor, el diario pasa a imitar el diseño de otro de los periódicos del grupo, el valenciano Levante-EMV. Todo en tipografía sin remates Helvética, y titulares comprimidos.

1998   Más claro


Con el nuevo director y el nuevo responsable de diseño, se comienza el milenio con una nueva imagen basada en el contraste de titulares sin remate Franklin Gothic y textos en Times.

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